Revancha

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Miro el techo pensando en que mi hora de descanso está por terminar, tengo que ponerme esos molestos zapatos y arreglar el ostentoso vestido para las cámaras.

Esta debe de ser la peor semana de mi vida, contando las noches de hambre en los juegos y los días de sobreexplotación en la planta.
¿Estoy siendo mal agradecida? ¿Por quejarme aun que fui la única que salió con vida? Probablemente si, pero creo... que hubiera preferido morir en los brazos de Reus que vivir con esto hueco en el pecho que creo que nunca se irá.

Un par de golpes en la puerta me dan a entender que debo levantarme, me siento mientras grito que pueden pasar. Veo a mi estilista y todo su equipo, sonreí antes de acercase a mi con velocidad, tallo un poco mi cara sintiéndome algo atontada por aflojar el cuerpo, me siento con cuidado.

- Pensé que estabas dormida - le regreso la sonrisa aceptando su mano, me jala para levantarme de un pequeño estirón. Levantándome con cuidado sin que yo haga mucho esfuerzo - ¿Lista?

No termino de decir que, si cuando ya tengo alrededor de seis gentes acomodándome y alistándome sin titubear, eran unos profesionales en toda la extensión de la palabra. Siento a los gemelos de pelo azul acomodar mi cabello y cepillarlo con cuidado, también siento a la mujer de cabello plateado con detalles negros colocar anillos en mis dedos y al chico de cabello blanco limpiando o alisando mi vestido, el resto de dedica a retocar mi maquillaje o apoyar en lo que creo que son luces en mis mangas. Siento un pinchazo en la cadera y bajo la vista con brusquedad a la chica de pelo magenta a mis pies, parece más joven que el resto y me miraba con mucha vergüenza.

- Lo siento, lo siento - la miro con el ceño fruncido y eso hace que se ponga ligeramente pálida.

Por el cielo, no me mires como si pudiera comerte de un mordisco. Últimamente varias personas me vena así... quizás me lo busque.

- ¿Por qué te disculpas? - mi tono sale golpeado y ella se sobre salta - no pasó nada, continúa tranquila. ¿Si?

- Puedo traer algo para...

- Querida - me sorprendo internamente un poco al sentir mi voz menos ajena, más mía. Por un segundo siento pena - no es nada de verdad, ¿Por qué no vas por un poco de agua para ti?

Asiente un par de veces, termina de acomoda el relleno en mi cadera y hace lo que le pedí. Syrus me mira con una sonrisa melancólica quizás recordando cuando el estuvo en mi lugar, lo miro con molestia antes de colocarme los zapatos.

- ¿Qué? - pregunto cuando noto que no aparto la vista de mí, niega.

- Nada, Sara - pasa su mano por mi hombro antes de abrir la puerta y cederme el paso - voy detrás de ti.

Camino en silencio por el pasillo y soy escoltada por diversos agentes de la paz hasta el edificio de justicia que puedo ver que está justo frente del pasillo de concreto donde es el desfile de tributos. Siento cierta tristeza al recordar cómo se sentía pasar por allí, como miré a los tributos a la altura y ahora estaba metros más arriba mirando donde alguna vez estuve.

Me quedo callada observando como subimos por el elevador con ventanas en todos lados, siento algo de mareo. Y noto como Syrus finge abrazarme para dejarme recargarme un poco en el, lo empujo casi con molestia.

- Estoy bien - suelto con clara irritación ante si cercanía.

Suspira antes de revisar lo que creo que es una libreta de mano, mira las ventanas y luego a mi. La puerta se abre y comenzamos a salir con cuidado, observo a los altos mandó del capitolio a solo unos metros, mi mentor se acerca para susurrarme un par de indicaciones.

- Recuerda, se amable y no le dirijas la palabra al presidente al menos que el empiece la conversación- explicando mi mentor ofreciéndome su mano para subir los escalones, veo un trono de color dorado con tela azul apoca que casi parece hacer juego con mi vestido - vete bonita y se tu misma... pero tu misma como antes.

LightningWhere stories live. Discover now