Nada

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Camino por el edificio en silencio, escucho al tributo quejarse de algo, pero estoy muy ocupada pensando en que debería... "enseñarle" mañana. La pelinegra frente a mi está hablando, pero simplemente no presto atención. Descubrí que era menos... doloroso si no los escuchaba, si solo hacía lo que debía hacer y luego me deslindaba de ellos cuando entraran a la arena... es lo que suele hacer Syrus para evitar causas emocionales y es lo que probablemente deba hacer yo.

Veo el gran 72 en la pantalla, repasando de nuevo la cosecha. Quito el pelo de mi cara e intento concentrarme, cuando miro los preparativos para el museo... aparto la vista. El jueves era el aniversario de muerte del encargado principal de los juegos y eso solo significa una cosa, fiestas. En este año decidieron hacer un museo contando la historia de los días grises y la evolución de los juegos... siento que voy a vomitar ante la de de tener que ir.

Se supone que los vencedores más reconocidos irán... y para mi pesar el último vencedor más popular soy yo, detrás de mi Syrus. Así que estaremos queramos o no.

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El jueves por la mañana estoy tomando café, Mantes arregla mi traje y siento que voy a vomitar. Los juegos empezaron ayer... este año no soy mentor, pero aun así encontraron la manera de tenerme en el capitolio. Casi era un karma doloroso, doy otro trago. Sintiendo el alcohol en mi sistema, llevaba casi dos vados de alcohol. Incluso puse algunos sorbos en mi café, era lo única que me mantiene cuerda mientras uso una réplica exacta de vestido con el que me coronaron durante mis juegos.

Varios minutos después estoy obligándome a caminar hacia mi posición del museo, veo a la gente del capitolio regocijarse ante las fotos y estantes dedicados a la historia de los juegos. Syrus toma mi brazo y la gente abre paso, mirándonos como una... exhibición. Caminamos, veo las fotos y me enfoco en seguir el camino que me indicaron, nos detenemos frente a la pared del distrito cinco, tomo aire y me acomodo en la plataforma, me giró a mi derecha. Mirando a Finnick en su propia plataforma en la zona del distrito cuatro. Nos pusieron lado al lado para generar la misma tensión que siempre se presenta ante nosotros.

Lo miro de reojo mientras el acto comienza, tomo aire mientras las luces se apagan. Comienza el discurso, primero un leve recordatorio de porqué los juegos se dieron. Como fueron un recordatoria de la clemencia que tuvo el capitolio después de la guerra, entonces habla de los... "afortunados vencedores" los reflectores aparecen y yo alza la vista. Syrus se endereza y siento mi plataforma elevarse un poco.

- Fuerza, inteligencia, dedicación - escucha las palabras que se supone que nos describen, pero yo estoy más ocupada mirando de reojo a Finnick.

Me giró cuando un grito aparece, entonces detrás de nosotros se proyectan los mejores momentos en la arena de la vencedora más alabada del distrito uno. Miro como esta mujer decapita a alguien, mantengo mi expresión neutral. Ajena a esto, los minutos pasan y la gente camina entre los lugares, me giró para mirar a una mujer que extiende un obsequio hacia mí y otro hacia Finnick.

Cuando ambos lo tomamos la gente te grita y la proyección del rubio comienza, alzo la vista y mira a Finnick intentar sonreír con orgullo. Le veo nadar y ahogar gente como si no fuera nada, era una versión... mucho más joven. Se veía pequeño de facciones a pesar de la estatura y cuerpo relativamente fuerte, precioso... tanto como ahora. Pero se sentía como no estás viendo a mi Finncik, ese pequeño parecía tan... dispuesto. Entregado y claramente no entendía del todo lo que hacía, porque lo veo dudar varias veces.

Cuando él camino termina, todos aplauden y yo me permito mirarlo, él me sonríe y la audiencia grita por ver una "interacción" real entra nosotros. Casi podría jurar que la imagen de nosotros debe estar en todas las pantallas del lugar.

Todos se callan cuando mi turno llega, entonces comienza. Los gritos, la sangre, todo. Simplemente mi cerebro aprendió a bloquear esas imágenes, A veces incluso siento que aquello no es real, en mi cabeza aquellos son sueños lejanos. Yo no hice eso, recuerdo ver video de mi ganando. Pero yo no recuerdo la sensación o decisiones que me llevaron a eso, así que para mi... simplemente la mayoría de aquello no lo hice yo.

Termina y miro de reojo a la audiencia gritar, Finnick me mira con ligera preocupación. Entonces sonrió y todos se vuelven locos, algunos lanzan cosas y otros parecen muy interesados en la mirada que yo y mi ex mentor nos dedicamos.

Esa noche mi piso estuvo lleno de regalos, mi dinero se multiplico, ya no hubo lágrimas y mis sentimientos, como siempre siguieron amenazan con salirse de mis manos.

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Junto mis cosas tan rápido como puedo, mirando de reojo a los últimos dos finalistas de los juegos de este año. Tallo mis ojos con maleta e intento centrar mi cabeza en otra cosa, pero últimamente siento que... no siento nada. Nada más que molestia o malestar, ya no siento... felicidad, solo tranquilidad. Lo cual era raro y algo confuso, antes mirar a Axel me generaba felicidad, hablar con los hijos de Columbae me genera felicidad, mirar a mi prometido me daba felicidad, estar con Finnick me daba felicidad. Aunque fuera momentáneo, pero ahora... nada. vivo en un enojo y molestia constante que lo que hace es solo baja o minimizarse unos segundos ante esas acciones. Comienzo a preocuparme, comienzo a creer que mi capacidad de sentir felicidad se apagó. Y me pregunto... si los demás vencedores pasaron o pasaran por lo mismo.

Aquello me causa triste, deseo con todas mis fuerzas que no sea así. Que no todos estemos condenados a vivir con la culpa de lo que hicimos en los juegos, que gente como Columba o Mags que parecían tan buenas, tan amables, tan amorosas no se sienta así. Que personas como Syrus o Finnick que podría desvivirse por proteger a los demás nos e sientan así, miserables y pequeños.

Nuestros nombres resuenan por las paredes del capitolio incluso ahora que el tiempo comienza a comernos, nuestros rostros siguen plasmados en los libros y fotos que siguen decorando las festividades. Y a pesar de todo eso... me siento pequeña, soy de las mujeres con más dinero en mi distrito, esto comprometida con el hijo de un senador, mi tutor es el hombre más poderos entre los vencedores de mi zona y aun así el capitolio encuentra la madera de torturarme, de humillarme, de hacerme sentir nada. Entonces me pregunto, hasta qué punto no somos nada. No somos nada contra los juegos, no somos nada contra la ciudad, no somos nada contra el capitolio. Somos juguetes que solo adornan la masacre y caos que ellos deciden festejar.

Entonces aquí es cuando me doy cuenta que yo y los demás... no somos nada. Solo podía hacer lo que Syrus hacer, tomar fuerza y aceptar lo que soy... una cara bonita que desea y ruega por una redención, que probablemente jamás tendremos. No debería soñar o desear eso, pero puedo fingir que pasar y hasta ese entonces... tengo que aceptar que soy nada.

 tengo que aceptar que soy nada

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LightningWhere stories live. Discover now