Ridículo

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Me quedo quieta mirando la pantalla, la última semana fue agotadora. Entrevista tras entrevista, sesiones para hablar con otros mentores, reuniones con los patrocinadores que parecen muy atentos a los tributos que algún momento apoyaron.

Miro mi distrito, a los niños esperando. La cosecha se sentía incluso pero este año, lo único que me causaba tranquilidad era que mi nombre ya no podría salir seleccionado. No hoy, ni el siguiente año, ni nunca. Axel y yo estaba a salvo, de cierto modo.

Siento a Columbae moverse un poco, nerviosa. Ella odia ser mentora, por eso desapareció cuando debió ser la mía. No la culpo, yo también quiero desaparecer ahora mismo. Syrus tomo el lugar de ambos, tomando como excusa que Columbae estaba teniendo un embarazo de alto riesgo. Perdió al bebe... así que su ausencia está más que justificada para mí, pero este año no puede salvarse de ello.

Cuando el primer nombre sale me quedo quieta, Blinda. Frunzo el ceño, no había escuchado ese nombre. Mi garganta se seca cuando veo a una pequeña pelinegra salir de entre la multitud. Debe tener 13 años a lo mucho, trago saliva y me obligo a no bajar las miradas ante las cámaras o miradas curiosas ante mi reacción o la de Columbae.

Sé que tengo cara de amargada, los televidentes dicen que me veo amargad cuando estoy concentrada. Pero no estoy concentrada, estoy amargada. Esa era la realidad, pero ahora me obligo a no verme... preocupada.

Cuando sale el nombre masculino todos alzamos la vista, Dominick. 17 años, siento aún más pena. A un año de la liberta, tan cerca y tan lejos. El chico toma aire antes de caminar, era... alto de tez pálida y parecía querer fingir indiferencia. Miro a Syrus de reojo y el solo juega con la pluma en sus manos, entonces escuchamos el discurso final y cuando las puertas se abren nosotros los recibimos.

La pequeña niña parece al borde de las lágrimas, Columbae ofrece su mano y yo me limito a ver como la mayor se presenta ante ella. Cuando sus ojos verdes se centran en mi, quiero llorar. No podía, no podía con esto. Estiro mi mano estrechando con cuidado la de ella.

- Sara - me presento aún que sé que me conoce, ella asiente antes de soltar mi mano.

- Blinda - su voz era... aguda, cálida y siento que quiero llorar, le sonrió un poco intentan reconfortarla.

- Bonito nombre - susurro, veo a Syrus analizar al chico frente a él. Que parece muy ocupado mirándome, alzo la ceja.

Estoy por decir algo cuando se los llevan a las habitaciones separadas para que sus familiares puedan despedirse de ellos, Syrus se acerca a mi con algo de lentitud.

- Se ve fuerte - Susurra hablando de su tributo, alzo la vista.

- Se ve pequeña - Susurra, dejando que él nota mi claro malestar.

Hace una ligera mueca y asiente, entendiendo que no quier9 hablar de las posibles ventajas o desventajas de los tributos ahora. Necesito por lo menos una hora para mentalizarme.

Unas horas después estamos subiendo al tren, me duele la cabeza y me dedico a comer postres. Intentando saber que decir o hacer, la pequeña está sentada frente a Columbae. Y Columbae... supongo que esta igual de congelada que yo, toma un largo trago de café antes de levantarme. Estirando mi mano para que la niña la tome.

- Ven, vamos por comida - hablo, ella obedece. Dominick se ríe y yo lo ignoro, tomando la mano de Blinda con fuerza, caminamos hacia cocina.

Resumen de los entrenamientos con Dominick y la integración con otros mentores. Gus me sonríe, subo a la niña a la isla antes se sentarme también. Mirando al chef cocinar, ella juega con sus manos.

- ¿es muy feo? - Susurra y yo me giró a verla, alza la vista mirándome con algo de pena - ¿Es feo entrar a la arena?

Me quedo callada, tomando aire luego miro a Gus de reojo. Me quito el pelo de la cara antes de contestar.

- Si, lo es - admito, no podía mentirle. Sería tonto y claramente ella lo vivirá en cuenta propia, no puedo mentir.

- ¿cómo saliste? - dudo un poco, intentando suavizar la pregunta.

- Con suerte y una daga - suelto, mirando el suelo. Se sentía... raro hablar, no era como las charlas en entrevistas o reuniones, no existe orgullo o fascinación. Son preguntas sinceras con respuestas sinceras, eso era... triste.

- Espero tener suerte.

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Tuve que alejarme un poco durante el viaje, claro que no le deje de hablar o no estuve con ella. Pero intente mantener una línea, una línea que me salvará del dolor que sé que se aproxima. Pienso en hablar con patrocinadores, en arriesgarme por llevar a esta niña a casa. Pero cuando noto que no tiene fuerza, sé que nadie me apoyara. Era triste, pero verdad. Tiene que tener fuerza física para que te apoyen, por eso en su momento a mi no me apoyaron y si a Reus.

Así es esto.

Cuando salimos un par de hombre nos detiene el paso.

- Es un mentor masculino y una femenino por tributo - alzo la vista, era una pareja por cada uno. Por inercia intento acomodarme detrás de Blinda.

Pero el agente me jala, acordándome junto a Syrus detrás de Dominick. Siento molestia, frunzo el ceño y cuando estoy por comenzar a pelear, Syrus me hace una seña. Iniciándose para hablar.

- Luego nos arreglamos entre nosotros - informa, así que me quedo quieta. Dominick centra sus ojos en mí y yo lo miro con desagrado.

Este chico era... desinteresado, fingiendo que no le importa y es grosero. Ruedo los ojos y miro a otro lado intentando contener la molestia.

- Genial - Susurra y yo estoy segundos de soltarle un golpe, pero mi ex mentor me detiene casi como si hubiera leído mi mente.

Me toma del brazo y yo me obligo a tomar aire, mirando a la niña de reojo. Columbae me sonríe un poco, intentando calmarme. Suspiro asiente y simplemente siguiendo las instrucciones.

Caminamos por las instalaciones conocidas, mi estómago se revuelve mirando el lugar donde yo misma me quede hace un año. Aún que intento no verme tan asqueada como estoy, sé que mi cara debe ser... amarga de ver.

Subimos hasta nuestro piso y cuando la puerta del ascensor se abre, suspiro entrando. Estoy luchando con mi repentina necesidad de llorar o vomitar lo que pase primero, todo dolía y de repente soy yo con una ropa ridícula entrando a este lugar, volteo casi buscando a Reus. Todo da vuelta y creo que me podría desmayar, una mano en mis hombros me endereza, Dominick me sostiene un poco cuando nota que estoy por perder el suelo.

- ¿Estas bien? - Susurra, por primera vez veo un sentimiento real por su parte. Asiente y me incorporo tomando aire.

- Solo... quiero vomitar.

 quiero vomitar

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