Diez

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Agarre aire esperando mi turno para la prueba individual, todos estábamos en un cuarto sentados por parejas. Nos llamaban cada cuarenta minutos y prácticamente solo teníamos ese tiempo de presentación.

"No estés nerviosa, no estés nerviosa"

Sentía a Reus moverse ansiosamente junto a mi, solo faltaban unos minutos para que pasara yo. Repaso el plan paso a paso, como debo entrar y revisar las armas, tomar las que parezcan más a cuchillos de hoja plana y quizás rezar para que mi puntería no falle.

- Sara - cierro los ojos y niego con la cabeza un poco cuando me llama, intentado ignorarlo, aunque fallo en el intento.

- Mande, Reus - se movió de nuevo y yo solo tome aire, ambos estábamos muertos de nervios.

Una especie de campana sonó y mi nombre fue llamado por los altavoces, él del cuatro duró menos de lo indicado. Me levanté y antes de irme mi compañero tomó mi mano.

- Yo sí creo que podrías ganar - lo mire unos segundos y por alguna razón eso me hizo sentir una chispa en el pecho. Me dan un poco de ganas de llorar, pero me obligo a sostener mi semblante neutro sobre todo porque entro en un segundo a la cara de los jueces.

"Confianza, confianza"

Sus ojos estaban mirándome y cuando me mira con timidez, me recuerdo que es él mismo que quiere estar pegado a mí.

- Gracias - susurro, dudo un poco. Pero me atrevo a besar su mejilla en un moviendo rápido, él se sonroja un poco.

Me solté, enderecé y salí rápidamente.

Mire la gran sala, había muchas armas al rededor del lugar. Casi corriendo me acerque a las dagas, me coloque en el centro y miré a los encargados, cada uno estaba en su mundo.

"Deben mostrarles que son realmente buenos"

De todas maneras, me posicione, analizo un poco los blancos y tomo aire. Tomo vuelo y lanzo la daga con casi todas mis fuerzas, para mi sorpresa da justo en el centro. Donde se supone que esta la boca del estómago, me giré esperando que alguien hubiera observado lo que hice, pero nadie me miro. Todos hablaban entre ellos como si fuera un evento social y no una prueba, miro de nuevo los blancos casi con duda.

Mi vista pasa de ellos a los blancos antes de decidirme a seguir el plan, lance otra y otra, pero aún seguían sin mirarme. Me giro para tomar mas dagas, entonces escucho un carrito en movimiento y a ellos callarse, mi vista cae en un calamar gigante siendo servido, me acerque un poco dejando la daga en su lugar.

- ¿Qué es eso? - hablo en voz muy alta y con clara curiosidad, por fin me miraron. Eso me hace darme cuenta que no quieren que lance cosas quieren algo de entretenimiento, algo que les quite el aburrimiento.

Se miraron entre ellos, algunos parecen incluso ligeramente sorprendidos por mi atrevimiento a dirigirles la palabra. Algunos se ríen con diversión por mi cara y uno de ellos se atreve a levantarse y acercarse un poco a la orilla del balcón.

- Calamar al vapor rojo - hablo el hombre de una edad bastante avanzada, los demás asintieron y dijeron cosas que no entendí bien, lo miré con los ojos muy abiertos.

- ¿Esta bueno? - todos soltaron una carcajada y entre risas dijeron que si. El hombre niega con diversión, muerde su labio y acomoda su pelo blanco.

- Claro y es un platillo muy caro, además de exclusivo - me miro con burla, me acerco un poco más alzando la vista - ¿Lo has probado alguna vez?

Se estaba burlando de mi, pero por alguna razón mi interés en la comida me hizo ignorar eso.

- No, no estaba en las opciones de cena - se rieron de nuevo, ¿esto era buena señal? ¿Soy buen bufón? - ¿Cómo puedo conseguirlo?

LightningWhere stories live. Discover now