Williams

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Aquel cumpleaños debió de ser el cumpleaños más triste que tendré en mi vida, me dormir pidiendo al cielo que el siguiente fuera mejor o que simplemente no hubiera un siguiente.

No podía negar que el chef (como decidí llamar a Gus de manera general) fue asquerosamente amable y había hecho solo para mí un pastel que me sirvió durante la cena. Tampoco podía negar que Syrus estuvo cuidándome y asegurándose de que me sintiera tranquila, cosa que no pasó. Mi instructor era algo... raro, le encantaba fingir que me odia o decírmelo, pero tampoco quiere alejarse demasiado. Raro.

Estaba muriéndome por llegar a casa, por ver a Axel, por observar los cambios inevitables que Syrus ya me dijo que van a pasar y sobre todo, ver a la familia de Reus. La idea de aquello me hacía temblar, quería disculparme correctamente y quería ofrecerles ayuda financiera, porque al final de cuentas gane gracias a su hijo.

- Sara - alce la vista para mirar a Syrus - ¿Has pensando en que harás con el dinero que tienes?

Me encojo de hombros, no tenía la intensión de ver a futuro. No tengo la intensión de usar ese dinero más que para apoyar a la familia de Reus, quizás ponerle un puesto de ropa a Axel. Pero no mucho más, si muero después de eso no me quejaría.

- Estaba pensando - vuelvo a alzar la vista de mi recetario con molestia - ¿Por qué no poner un restaurante?

No puedo evitar fruncir el ceño ante eso, supongo que noto mi confusión porque retomo la palabra.

- Quiero decir, tu cocinabas para la gente del distrito. Hazlo de manera formal, toda la gente del capitolio querrá venir a probar cuando tengan un recorrido y eso apoyaría no solo a tu economía, si no a la economía general - lo mire unos segundos antes de asentir, pensando en eso- además... te distraería un poco.

Frunzo el ceño notando la verdadera intención, él quería que retomará mi vida. Que aceptara las oportunidades que se me presentaban, pero yo no quería nada de eso.

- En realidad no es mala idea - me limito a decir cuando noto su atenta mirada sobre mí.

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Para el día siguiente estoy lista frente a las puertas, solo esperando a que se abran. Esperando con todas mis fuerzas ver a mi mejor amigo y la señora Harris esperándome, pero para mi sorpresa cuando se abre el bajón no solo están ellos.

Esta casi todo el jodido distrito aplaudiendo y esperándome, escucho gritos y justo al frente casi en el centro está mi hermano, intento bajar, pero Syrus me dice que primero salude un poco a todos en lo que abrían la estación correctamente. Saludo a todos mientras sonrió con intensidad, algunos incluso lanzan rosas que deben de haber costado bastante, me revuelve el estómago la atención.

Luego se abre la especie de reja y me permito correr hasta los brazos de Axel, quien me recibe gusto mientras me dice lo mucho que me quiere y lo feliz que esta de tenerme de regreso. Saludo a mis compañeros decepcionándome un poco por no ver a la señora Harris, pero el sentimientos se va cuando soy escoltada hasta la salida y logro verla sentada en la plaza mirando en mi dirección, me sonríe y cuando intento acercarme uno de los agentes de la paz me obliga a entrar a un auto diciendo que me tiene que llevar al edificio de justicia.
Donde fui recibida por todos los altos mandos del distrito, donde recibí una extensa platica de cómo esta vez tenía que dejar el mercado negro y empezar a comportarme como lo que era, "la imagen de un vencedor" que ellos comenzarían a vender.

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Regresar al distrito se sentía agradable, casi relajante. El primer día me dieron la noticia de que me moverían a la aldea de los vencedores, cosa que no había visto en mi vida. Está un poco más arriba de la zona rica y estaba cercada por una gran pared blanca, completamente al estilo del capitolio, tenía dieciséis casas y la mayoría parecía abandonadas, también tenía un amplio jardín central, su propio suministro de luz y agua, y lo que parecía ser un pequeño invernadero. Me explicaron que si tenía alguna solicitud podía enviarla por correo y aceptarían o negarían mi petición en el capitolio.

Axel y yo nos quedamos con la boca abierta viendo la casa de dos pisos con seis habitaciones, cuatro baños, una sala, una cocina gigante, una estancia en el piso de arriba y un sótano que estaba a mi nombre. Casi me desmayo y estuve a dos segundos de negarme, pero al ver la sonrisa de Axel valió la pena, de cierto modo.

Eran casas de piedra de un tenue gris decorada con madera oscura, dando un contraste precioso y que parecía asquerosamente caro, las habitaciones ya estaban amuebladas y habían "preparado" la cocina para mi con el dinero que envió algún fan del capitolio. Pensarlo me dio asco, pero cuando vi los trastes de primera clase, los cajones de especies, el fuego casi automático y los hornos con potencia industrial, me calle y acepte dándole las gracias a través de una carta, a mi puño y letra... que en realidad Axel escribió y yo solo firme.

- Sara - lo mire entrar por la puerta principal, con lo que creo que es tela hasta que da la vuelta dejando ver al señor naranja y el señor café en brazos - Traigo a tus bebes.

Los deja en el suelo y el gato de colores fuego corre directamente hasta mí, abalanzándose contra mi regazo. Lo atrapo con una sonrisa, cuando me huelen un poco y café se aleja unos instantes, contengo al aire. Estoy a punto de llorar notando que hasta ellos saben que las cosas cambiaron, para mi suerte ambos terminaron reconociéndose.

Estuve un rato con ellos antes de anunciar que saldría, Axel me miro con sorpresa.

- ¿a dónde vas? - lo mire uno segundos.

- A comprar unas cosas, regresaré antes de que anochezca - suelto sin más, el me mira con intensidad y lo veo enderezarse con algo de incomodidad.

- Sara - su tono es tan serio que me detengo y me giro pata mirarlo.

- ¿si?

- ¿Vas a ir al mercado detrás de las plantas? - negué, asintió con duda - con cuidado, corazón.

- Si - me coloco el abrigo antes de abrir la puerta.

- ¿No quieres que vaya contigo? - niego antes de darle una última mirada y salir de allí.

Miro a los lados antes de correr hasta la zona rica del distrito, compro cosas para los gatos y una canasta de frutas, agarro aire y me encaminó por el camino que Syrus me indico. Camino en silencio notando las miradas sobre mí, pero nadie se me acerca o dice algo de mi repentina aparición después de días de ausencia.

Entre en la zona media delimitada por una casi inexistente pared de roca y gusto al norte de la planta dos de energía esta una casa blanca bastante bonito. Con aspecto gastado y un jardín bastante cuidado, me detengo a mirarla notando que parce tener bastante estabilidad o por lo menos lo tuvieron para tener una casa de más de dos habitaciones. Me encamino hasta quedar frente al lugar, reviso las ventanas (asegurándome de que no este vacío) antes de agarrar aire y tocar la puerta.

Abre la puerta un chico de pelo castaño oscuro con un bastón en su mano, agarro aire antes de hablar.

- Hola, Soy Sara. ¿Esta es la casa Marlon-Williams? - el hombre sonríe al escuchar mi voz y noto lo blanco de sus ojos.

- Sabía que vendrías, lo sabía.

Maratón 1 de 4, gracias por leer :]

LightningWhere stories live. Discover now