Capítulo 5: ¿Hacemos un trato?

2.4K 321 54
                                    

Malik

8 de enero de 2023

Aparté la vista de la pantalla de mi celular y lo dejé caer sobre la mesa. Bufé al ver la hora en el reloj de la pared que hace ese tic tac tan insoportable en mis oídos.

—Cuándo pretende llegar—murmuré y me obligué a callarme al ver a la chica de enfrente venir hacia mí.

Tomó asiento, cuando obviamente no le he dado permiso y sonrió. —No te parece que un chico solo, es algo triste... por ello, he decidido hacerte compañía.

Levanté con levedad las cejas y sonreí de medio lado. —¿Crees que me veía
lamentable?

—Si una chica te hace esperar, no te merece…

Coloqué mis codos en la mesa y me incliné hacia adelante, logrando que esta quedara prendada. Sus ojos se cerraron por una levedad de segundos, sintiendo el llamativo aroma que emana de mi cuerpo.

—Es de mala educación no mirar a alguien a los ojos—sus esmeraldas hicieron contacto visual conmigo y sonrió por segunda vez, creyendo que me tiene en sus garras—. ¿Quién te dijo que espero a una chica y no a un chico? —pregunté con gracia.

Su semblante de seguridad desapareció por completo. —Es broma, ¿no?

—Ay querida—exclamé al regresar a mi posición inicial—, pero si soy una amiga más—cambié el timbre de mi voz por completo a uno exagerado.

La castaña se levantó con rapidez y egresó por completo de la cafetería. Me saqué la chaqueta y la dejé sobre la mesa para luego reír bajo ante mi buena actuación… la verdad es que, me estresa que las chicas quieran prácticamente venderse haciendo algo así.

Tengo una hermana y si la viera haciendo algo como eso, las cosas se descontrolarán…

—¿A dónde va? —musité al verla pasar con su pulgoso.

Salí de la cafetería, dejando todo atrás, sabiendo que el dueño del lugar lo vigilará por mí, son las ventajas de ser cliente frecuente.

Acorté con sigilo los pasos que me separaban de ella y la seguí sin emitir ruido alguno, incluso su mascota está sumergida en su propio mundo, siguiendo con adoración a su amiga humana.

—Peter, esto es para ti…—musitó, su voz es tan baja que a duras penas se escucha algo de lo que dice. Lo admito, la mayoría de las veces la escucho con claridad, a pesar de su tono tan bajo, no obstante, me gusta molestar a las personas.

Está tan metida en su propio mundo imaginario que, ni siquiera se ha dado cuenta que alguien va detrás de ella y lo peor de todo es que, ni siquiera le pone atención a la sombra que se mezcla con la suya en el suelo.

—Es… esto, debes, esto—balbuceó—. No debí meterme en esto.

Se quedó en silencio durante unos segundos sin dejar de avanzar.

—Lo sé—continuó—, lo hago porque quiero, sin embargo, la parte de hablar me es algo complicada.

Al menos ahora sé, que cuando está sola habla con fluidez.

—¡Vamos! —gritó de forma tan repentina que salté con levedad—, tú puedes Xia, tú puedes—¿es su nombre? —hazlo por Peter y Mary, ambos merecen estar juntos—¿acaso está por renunciar a un chico para que esté con otra?

Mi compañera de equipo se adelantó un poco y me crucé de brazos, mirando hacia donde más pretende avanzar, no obstante, su tobillo se torció al pisar una mediana piedra y para rematar, su canino tropezó con la misma roca que salió disparada hacia el pulgoso… terminando de esa manera con ambos en el suelo.

Los pasillos tienen oídos/ Operación: CupidoWhere stories live. Discover now