Capítulo 33: Mi don, mi maldición

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Esto de actuar como Cupido es agotador y más cuando el amor de otras personas resulta tan doloroso para mi pobre subsistencia en este mundo…

Suspiré agotada y cerré los ojos de golpe al ver a tantas personas en el patio, si no los veo, no hay misiones… aunque, puede haber mil personas y de esa cantidad, sólo una será la dichosa.

Sentí algo rozar en mi lado derecho e izquierdo. Abrí los ojos y observé a ambos lados, hallando a Malik y Carter, quienes segundos después se miraron con enojo y entreabrieron los labios para soltar sus vómitos verbales.

—Como se peleen, los dos se irán al suelo—amenacé y ambos realizaron pucheros—. Me duele la cabeza por el infernal quiz— y no quiero que me duela el pecho—, así que, sólo quédense en silencio.

—Yo jamás pelearía…—coincidieron y se dieron esas miraditas llenas de ira.

—Malik, ambos sabemos que eres bien revoltoso, no sé siquiera como has dejado de joder en la parte trasera del edificio principal.

—Yo nunca hice nada malo.

—Me vas a mentir en la cara—rebatió el rubio.

—Si no lo recuerdo, no sucedió. Ahora soy un ser de luz.

—De luz hasta que te colmen la paciencia.

Las voces de ambos se escucharon de fondo en cuanto me fijé en un grupo que viene en nuestra dirección, mis ojos chocaron contra los de un niño que parece bastante tímido y avanza algo rezagado del resto. Una chica que parece bastante, ¿cómo decirlo? Popular entre la tropa, se detuvo e integró al chico que se estaba marginando a sí mismo.

Fruncí el ceño al verlo quedarse excluido de nueva cuenta, mientras sus compañeros platican amenamente, el tipo pegó sus ojos en la pantalla de su celular y sus dedos se mueven sobre esta, lo más probable es que esté jugando.

—Entonces, ¿nos reunimos hoy después de clases? —comentó la chica que, al parecer es la líder del equipo.

Todos se detuvieron y corearon al aceptar su respuesta. —Ari, ¿vendrás con nosotros a la cafetería? —preguntó un chico con un estilo bastante oscuro, así como si quisiera imitar la vestimenta de los chicos malos.

Le di una ojeada a Malik y su… ¿lleva lo mismo? Incluso posa de la misma forma que mi novio, me froté los ojos y le di otra ojeada a Mal.

—Oigan, estoy viendo mal o ese tipo se viste igual que Malik.

—Idiota, tienes a tu doble—bromeó Carter.

—Ese estilo no le cae a alguien insípido como él—rezongó y se sacó el abrigo, dejando a la vista sus brazos bien trabajados.

—Claro, vamos… Nate, ¿quieres venir? —preguntó Ari, más bien parece una súplica.

El rezagado levantó la mirada y sentí una punzada en mi pecho en cuanto vi sus ojos con atención, miré a la chica y sentí por segunda vez la odiosa e infernal punzada que he detestado desde hace unos años atrás, en donde me vi en la penosa necesidad de convertirme en Cupido y me terminó gustando.

—Si no quiere venir, déjalo—siguió el intenso imitador, fruncí el ceño y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo en cuanto observó en nuestra dirección.

—Xia, estás bien—las voces de ambos agentes se mezclaron al sostenerme de los brazos.

—Estás pálida…—anunciaron los chicos con preocupación.

—No dejen que él se acerque a ella…—susurré y de pronto, todo se volvió oscuro.

Me removí al sentir caricias en mi cabello. —Malik—murmuré y abrí los ojos, viéndolo con atención.

Los pasillos tienen oídos/ Operación: CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora