Capítulo 22: Segundo año, sorpréndeme, aunque no quería que tanto

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5 de septiembre de 2023

El tiempo avanzó tan rápido, que en un abrir y cerrar de ojos me hallé de nueva cuenta iniciando las clases, detesto tener el estrés universitario y todo eso, sin embargo, prefiero un millón de veces eso antes que pasar un día más en casa de mamá.

Estos fueron los 3 meses más tortuosos para mí, aunque, con Carter terminé de pasar el tiempo que restaba desde mi cumpleaños, con Malik no me encontré más, porque tuvo que viajar a Inglaterra y me enteré que hizo una parada de una semana en Corea del Sur por invitación de Daehyun.

La puerta del dormitorio se abrió, dejando a la vista a Yarah, quien tiene la lengua afuera por tantas maletas que trae, levantó la mirada y dejó caer las mochilas y sus bolsos al suelo. Su piel se ve más bronceada de lo normal e incluse diría que recortó un poco su cabello.

—¡Xia! —exclamó, ¿está emocionada por… verme?

Corrió hacia mí y saltó, abrazándome con fuerza y le devolví el gesto al levantarla con levedad, nos separamos y nos tomamos de las manos, sonreímos al unísono y saltamos, girando como si se tratase del juego de una ronda.

—Pero, por qué tienes ojeras—me quejé al detenerme y tomarla de las mejillas, examinando minuciosamente su semblante—, en lugar de descansar, lo más probable es que te pusiste a hacer otras cosas—regañé.

—Tuve que conseguir un trabajo en las vacaciones para ayudar en casa, por suerte mi papá consiguió un trabajo un mes después y me tocó hacerme cargo de mis hermanos… ellos todavía estaban en clases, el horario allá no es el mismo como el de acá. Estoy muerta—soltó al dejarse caer en el suelo—, ¿puedo faltar a clases?

Es la primera vez que dice algo sobre su vida privada… ¿ya me tiene confianza?

Me tumbé a su lado y suspiré extenuada, la miré de reojo y me percaté que tiene algunos moretones en los brazos, incluso, creo que terminó durmiéndose del tirón.

—No le hará daño a nadie faltar el día de hoy, además, sólo es el primer día.

Se sentó de golpe, su cabello terminó cubriendo su cara y se giró hacia mí. —No puedo faltar, tengo que graduarme con honores—se levantó y corrió por toda la pieza—, no quiero volver a casa, no quiero ir allá.

Hizo un regadero en el lugar al rebuscar una buena ropa que ponerse y se quejó, porque según ella no tiene nada que ponerse. —¿Por qué no quieres volver?

—Mis padres se divorciaron, porque mi mamá se enteró que él la engañaba—soltó y se quedó ida por unos segundos—, están dividiendo a mis hermanos. Con la menor se queda mi mamá y mi papá con el del medio. Mi papá va a regresar a Brasil con sus padres y a su antiguo trabajo, mientras que mi madre se quedará en Chile.

Yo no sé mucho sobre como consolar a los demás, porque en realidad nunca conviví con nadie tanto tiempo, pero, a los amigos se le apoya.

Acorté los pasos entre nosotras, me agaché a su lado y la abracé con fuerza, palmeando su espalda. —No estoy triste por eso, tranquila—confesó y dejó caer su frente en mi hombro—. Sabía que a corto plazo se dejarían, de hace rato parecían odiarse, mi papá siempre me llamaba durante el primer semestre para poner querella sobre mi mamá y mi mamá siempre me llamaba para quejarse de él.

—Por eso siempre dejabas el celular botado o lo apagabas…—asintió—Soy una mala amiga por no darme cuenta—musité y se irguió, mirándome con una media sonrisa.

—No, en realidad yo soy buena ocultando mis cosas, ese día estallé con el pobre de Daehyun, cuando no tenía culpa de nada, también me cuesta mucho disculparme con alguien o dar algo de cariño, por eso, él y yo no nos hablamos hasta que él rompió el hielo. Sé que hice mal, pero no sabía cómo disculparme.

Los pasillos tienen oídos/ Operación: CupidoWhere stories live. Discover now