Capítulo 58: La revelación de Cupido

859 120 22
                                    

Xia

27 de septiembre

Tambaleé mis pies que quedan colgando del asiento de forma impaciente, mi corazón late tan veloz que me espanta y ni se diga de mi cerebro, mi tonta consciencia no me deja siquiera respirar, en cada momento me hace dudar, causando que me plantee la idea de que tal vez escaparme de los acontecimientos futuros sean la mejor opción.

Niña, esta es la peor idea de todos los tiempos, cancela el acuerdo. A fin de cuentas, eres muy rica y…

Calla, sé que tengo dinero, pero, me gusta lo que hago y gracias a ellos es que todos saben de Cupido, gracias a esa agencia, mi alter ego puede ayudar a muchos aquellos que no puedo ver de cerca y en esta universidad fue donde todo inició, así que, les daré lo que quieren.

Me puse de pie y avancé, me di un manotazo en la frente y me di una miradita en el espejo, donde analicé mi semblante. —No debí aceptar esto...será mi fin si descubren mi identidad.

Maldije bajo al tener mi lado responsable aconsejándome que me quede, si desaparezco por los aires, tal vez, mi reputación como la influenciadora sorprendentemente más famosa de los últimos tiempos, esto es según los análisis, puede que me vea arruinada o sea vista como un fraude al dejar plantada a las masas que se acercaron para escuchar la distorsionada voz de Cupido.

Avancé con sigilo y pegué mi oreja a la puerta, para asegurarme que no haya algún curioso por conocer mi identidad, mejor dicho, el rostro de mi alter ego, a quienes todos tienen en un pedestal, nombrándolo como un chico sumamente apuesto.

Silencio total al otro lado de la puerta, por lo que, giré la cerradura al quitarle el seguro y egresé de la pieza que, me
fue asignada en secreto para mantener el anonimato. Sin embargo, al poner un pie fuera, una mano se posó en mi hombro, haciéndome gritar agudamente y segundos después, mi espectáculo fue acallado de golpe.

—Si quieres que todos descubran quien eres, asiente con la cabeza para sacar mi mano y que continues gritando.

Llevé mis manos a la muñeca de Mal y este apartó su mano de mis labios. Me giré en su dirección y exhalé. —Me asustaste.

—Lo bueno es que tienes temor, ¿a dónde te diriges?

—Siento que me asfixio en esa habitación, los nervios me están consumiendo y en serio, necesito respirar aire puro.

—Te escoltaré.

—Y tú…—lo miré de arriba hacia abajo, analizándolo con minuciosidad—¿por qué me vas a escoltar? Ni que supieran mi identidad.

—Oye, en el futuro, cuando seas alguien importante, quiero llenarme la boca y decir como todo un fanboy que fui tu escolta, y como cereza del pastel, diré que era uno de tus agentes del amor.

—¿Sólo eso?, ¿ya no dirás que eres mi novio?

—Ah, en ese entonces seré tu esposo—añadió, imaginando desde ya un matrimonio conmigo.

—Romeo, baje de la nube y volvamos al presente, todo con calma y ambos sabemos que el que será más conocido en lo que sea, serás tú—sé que se convertirá en un extraordinario cirujano y destacará enormemente.

—Tienes razón, sólo estaba siendo modesto—se carcajeó con levedad al pasar su brazo alrededor de mis hombros.

Avanzamos por el patio del inmenso campus de la universidad entre bromas, más bien, burlas de su parte, porque dice que soy pequeña y ni con tacones lo alcanzo. —¿Dije que me quedaba contigo? —asintió—, me iré al apartamento con Yarah.

—Burbuja, no seas tan cruel, ¿me dejarás solito? —realizó un puchero, intentando manipularme.

Estaba por responder, más me quedé en silencio al sentir una infinidad de miradas sobre mí, son más intensas de lo usual. Las murmuraciones, rumores y cotilleos estoy segura que son sobre nosotros… mejor dicho, hacia mí.

Los pasillos tienen oídos/ Operación: CupidoWhere stories live. Discover now