Capítulo 53: Mi cita favorita es con él

1.1K 160 22
                                    

Dije que no lo haría, no quería venir aquí, tenía pensado nunca más verla a la cara, no obstante, con la condena que recibió, al menos debería dejarla saber algo que le interesaba mucho e intentar conocer algo que necesito saber para que pague más de los pocos años que recibió.

Al otro lado del espejo blindado, la puerta se abrió, dejando a la vista a Jennifer siendo escoltada por una oficial. —¿Qué haces aquí? —cuestionó—, viniste a jactarte de que tu madre está en prisión—continuó luego de tomar asiento.

—Jennifer Skye, ¿alguna vez sentiste remordimiento por como estabas haciendo las cosas?

—No, de hecho, todo habría salido bien de no ser por tu noviecito el acosador, que fastidio, de no ser porque sospecha rápido, habrías desaparecido por fin de mi vida y yo…

—¿Cobrarías la herencia que me dejó Ethan Slora? —si a mí me llegaba a suceder algo, automáticamente ella tendría todo.

—¿¡Te contactaron!? —voceó al ponerse de pie, pegó sus manos contra el vidrio, con sus ojos brillándole a penas se mencionó algo relacionado con el dinero.

—Sí, me enteré debido al abogado de esa familia, incluso tengo una tía que ahora quiere conocerme porque se enteró que estás encerrada, al parecer te tiene miedo, ¿sabes cómo te dice? Te apoda como el demonio que vive en la tierra.

—Esa estúpida de Adagny…

—¿Creíste que terminaste con ella en el pasado?

—Bien, con ese dinero puedes sacarme de aquí y…—balbuceó para sí misma.

—¿Cuál dinero? —pregunté y reí al ver su semblante de confusión—, lo doné todo a la caridad.

—¡Eres una imbécil!

—Tómalo como un recompensa al mundo por todas las atrocidades que has hecho. En el pasado, arruinaste una familia entera para ser la nueva “esposa” y así quedarte con el dinero, no te funcionó, pero de todas formas separaste una familia, con tus padres, supongo que algo les hiciste para que murieran repentinamente, ¿los asesinaste?

—¿Recuerdas el té que te pedía llevarles? Tenían gotas de veneno, poco a poco los fui matando. Con el idiota de mi hermano, le pagué al conductor para que provocara el accidente—me cubrí los labios—, sería la heredera por fin de todo y me desharía de ti al enviarte a un internado, sin embargo, el imbécil tuvo que intentar aferrarse a la vida, por su tonto aferramiento es que nos fuimos a la bancarrota al tener que pagar la factura de ese maldito hospital por insistencia de mis padres, como odiaba ese tonto favoritismo.

—Eres un monstruo…

—Oh y no he dicho la mejor parte, Aries nunca engañó a Rachel, él nunca nos hizo caso con el plan para arruinar la empresa de esa mujer. Con tu papá, él en realidad salió a organizar tu fiesta de cumpleaños que estaba próxima y de repente hubo una colisión muy horrible en la carretera, esperaba cobrar el seguro, no obstante, el muy inútil dejó todo a tu nombre hasta que llegara cierto año y ahora resulta que todo lo que hice fue en vano porque tú donaste mi dinero—gritó esto último, incluso las venas de su sien se denotaron más en su dorada piel.

—¿Lo escuchó, comisionado? —pregunté al girar mi celular que estaba sobre el mesón.

—Qué hiciste…

—Justicia para mi familia, ahora sí no saldrás nunca de aquí.

—Tú, ¿por qué eres tan perversa?

—Dijiste que era la hija de una víbora, saqué el veneno que tenía para una buena acción—me levanté—. Espero que ahí dentro reflexiones acerca de tus malas acciones.

Los pasillos tienen oídos/ Operación: CupidoWhere stories live. Discover now