Capítulo 50: ¿Qué hay acerca de los planes que hicimos?

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Caminé de un lado al otro, mordiéndome las uñas con levedad, intentando calmarme en espera de una respuesta del paradero de Malik, no sé nada de él, está desaparecido desde hace cuatro días y no da señales de vida, ni siquiera su familia sabe donde se metió desde el segundo día.

Mi cerebro se relajó repentinamente al tener una idea de donde podría estar…
Debe estar en la casa de playa, allí huyó la primera vez, observé a mis amigos a punto de decirles, sin embargo, preferí callarme, si él no se ha contactado, es porque quiere tener este tiempo a solas.

Deberíamos ir con él para apoyarlo.

La mejor forma de apoyarlo en este momento es dándole un momento a solas, él regresará.

—Amiga, toma asiento un momento, me estás acelerando al estar esperando mucho de mi talento de investigadora privada.

—Ahí—señaló Dae en la pantalla—, el funeral es hoy.

Definitivamente aparecerá en este día, estará allí.

—Es a las tres de la tarde—leyeron ambos.

—Vamos—Dae se puso de pie, pescó la llave de su coche que está sobre la mesa de centro de nuestro dormitorio y se asomó con cuidado en la puerta—, debemos llegar a tiempo.

—Sal que el guardia ni te dirá nada—Yarah le dio un empujón, dejándolo en el pasillo.

—El de ahí—Daehyun se espantó que incluso ingresó de nueva cuenta, despavorido por lo que el guardia pueda hacer.

—Estamos jodidos por tu culpa—le reclamó a Yarah, quien cerró la puerta más que relajada.

—Cállate y dame tu abrigo—Dae lo tendió y mi amiga le sacó también las gafas de sol y se las colocó para luego hacerse un recogido en el cabello—, vas por la ventana.

Golpes en la puerta nos alarmaron. —No me voy a lanzar solo, el que me apaña siempre es Malik y no está, me voy a morir.

—No seas dramático, sólo quédate ahí un momento que el guardia entrará a revisar…—continuó.

—Por qué te pusiste mi ropa—siguió el pelinegro.

—Jugaré con su mente, creerá que me vio a mí y no a ti…—la puerta se abrió y Yarah le dio una mirada de muerte al pobre de Dae—por andar discutiendo contigo—acusó.

—¿Saben que los chicos están prohibidos?

Ambas sonreímos e instintivamente nos colocamos frente a Daehyun, intentando desaparecerlo del campo de visión del inspector. —¿Chicos? No hay nadie aquí aparte de nosotras—inicié.

—La cosa detrás de nosotras es una ilusión—añadió Yarah y escondí mis labios al cubrirlos con mi mano.

No te rías, tonta.

—Me ofendes cada que puedes—refunfuñó Dae al tirar de un mechón suelto del cabello de Yarah, esta se quejó y maldijo bajo.

—Jovencitas, tonto no soy, Moon Daehyun.

—Me despido de este país, me visitan en Corea, donde seré un prisionero de mis padres por ser expulsado…

—Salgan rápido que dentro de unos minutos habrá revisión sorpresa.

—¿Nos está ayudando? —voceé, perpleja.

Él no es de ser así. —¿Quién crees que ayuda a que no descubran las cosas aquí? Malik es un buen conocido.

—Ay—exclamó Yarah, relajándose—, lo hubiera dicho desde el principio y nos evitaba los mini infartos, gracias.

—No puedo andar divulgando eso por ahí, sino me pueden despedir—egresó de la pieza y nos llamó luego de asegurar el perímetro—, síganme.

Los pasillos tienen oídos/ Operación: CupidoWhere stories live. Discover now