Capítulo 57: Los problemas en el paraíso se solucionan con amor

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Escribí con rapidez y concentración en cada palabra, necesito lograr que esta chica salga de la zona de amigos con su mejor amiga de la infancia. —Burbuja, estoy falta de mantenimiento—informó al subirse sobre mí.

Dejó caer con lentitud su cuerpo, quedando de esa forma con su cara a la altura de mis pechos. —Espérame un momento.

Recargó su cabeza en mi pecho y comenzó a tararear alguna canción. —Burbuja, ¿qué estás haciendo?

—Consejos de Cupido—susurré.

—Burbuja, tú me…—se calló.

—¿Qué ibas a decir?

—Nada—envié el último mensaje y dejé el celular en la mesita de noche al extender mi brazo.

—Ven—se tumbó a mi lado, pasé mi brazo debajo de su cabeza, mientras con la otra acaricio su cabello—, ¿te sentiste solito? —pregunté al hablarle como si de un bebé se tratase y este asintió.

—Burbuja, te quiero—susurró y dejé un beso en su frente.

—¿Por qué estás todo rojo? Te estás volviendo tímido—me mofé y este ocultó su rostro en mi pecho, me quejé al sentir el mordisco en mi pezón—, retiro lo dicho, no eres nada tímido, manipulador, me haces caer en tus redes para luego atacar mi cuerpecito.

—¿Ya te dije que me encantan tus naranjas?

—¿No eran limones?

—Les decía así para molestarte… ¿me dejas tocarlas?

—¿A qué tipo de mantenimiento te estabas refiriendo hace un rato?

—A este tipo—me miró y dejó un beso en mis labios, para luego subirme sobre él, abrazándome bajo la manta—, vamos a dormir—cerró sus ojos y dejé caer mi cabeza en su pecho.

Al día siguiente, anduve por los pasillos, buscando a la persona destinada de quien me hizo sentir una punzada, sin embargo, no aparece y en verdad quisiera hallarlo o hallarla.

Te imaginas que su persona destinada esté al otro lado del mundo y te quedes durante años sin sentir punzadas, serías un ser humano común y corriente, bueno, a excepción de que tienes la facilidad de lograr con consejos unir a otros.

Consciencia, desaparece.

Admítelo, sin mí, en este momento no sabrías que alguien te ha estado siguiendo desde que saliste del aula y no, no es nuestro amorcito.

Me giré y retrocedí al notar que se trata de la peste. —Qué mierda haces aquí.

—Tu boquita sucia me encanta.

Arqueé las cejas. —Te lo pregunté aquella vez y lo volveré a hacer, ¿eras tú quien me estaba siguiendo?

—Ya te dije que no.

—Y yo juraría que tus pasos se escuchan idénticos a los de aquella vez.

Entró en un círculo vicioso de carcajadas, negué al poner los ojos en blanco y avancé para continuar mi búsqueda, no tengo tiempo que perder con… —Suéltame—exigí en cuanto me tomó del brazo.

—Preciosa, vas a caer ante mí.

Ya y tú piensas que le ganarás a Malik.

—Vuelve a nacer y tal vez suceda aquello—me zafé de su agarre y rio de nuevo como idiota—, no entiendo, ¿qué carajo te causa tanta risa?

—Va a suceder algo entre tú y yo, porque de ahora en adelante nos veremos seguido, compañera de clase—me guiñó un ojo y se marchó.

Espera, ese idiota regresó a esta universidad a pesar de la advertencia de Malik. —Mejor que me trague la tierra…

Los pasillos tienen oídos/ Operación: CupidoWhere stories live. Discover now