Capítulo 26: La chica que me flechó

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Malik

7 de octubre de 2020

Egresé de mi pieza luego de terminar la llamada con Skyler, quien estaba como loca, indagando a media secundaria sobre mi acercamiento con una de mis compañeras de laboratorio y como resultado, corren los rumores de que la pobre chica se retirará, porque tiene miedo de sufrir algo por culpa de la abeja reina de la secundaria.

La insoportable de mi hermana, se detuvo frente a mí con una sonrisita burlona y me señaló con su dedo índice. —Otra vez tu noviecita te domó—estalló en carcajadas.

—¿No te han enseñado tus padres que es malo espiar conversaciones ajenas?

—Son los mismos que los tuyos, idiota.

—Tengo un grupo sanguíneo diferente al tuyo corriendo por mis venas.

—Me refiero, a que somos educados por las mismas… vete a la mierda.

—Soy tu hermano mayor, mocosa irrespetuosa—me incliné al frente, con las manos en los bolsillos y sonreí con perversidad—, cuando te guste un chiquillo, júralo que te haré la vida imposible.

—¡Mamá!, Malik me está molestando—voceó y corrió en busca de algún cómplice.

Descendí las escaleras y al final de los escalones, está Andrew, abrazando a su hija, quien ahora sonríe con villanía, esperando que me castiguen o me den el reportorio más grande de toda mi vida.

—¿Qué te hizo? —indagó con serenidad, como siempre.

—Espió mi conversación y la reprendí—admití.

—Kalea—llamó su papá en tono de advertencia y esta lo miró con enojo, se cruzó de brazos y giró el rostro hacia un lado.

—Se supone que lo regañaran a él, no a mí—chilló con indignación.

—Es tu hermano mayor y le debes respeto, ¿por qué siempre quieres que lo castiguen?

—Porque… porque él es odioso y me enoja que le permitan hacer todo y a mí no.

—Enana, yo tengo 18 y tú apenas entras en la adolescencia, sólo por eso te perdono que seas insoportable y cuando regrese de la papelería, jugaremos.

—¿¡De verdad!? —asentí—, ¡lo prometiste! —fin del problema, se marchó a toda velocidad a su pieza para conseguir su artillería de juegos de mesa.

—Todo el problema que hizo porque no quiere pedirte que juegues con ella—comentó con gracia Andrew.

—Es tan orgullosa—culminé y ambos nos miramos.

—Se parece a Charlotte—coincidimos y reímos, más nuestra algarabía se vio pausada al escuchar un carraspeo bastante familiar.

Nos giramos en dirección del sonido y nos sostuvimos del brazo, rogando por nuestras vidas. —¿Por qué hablan de mí?, eso es de seres traicioneros, tú—señaló a su esposo—, cotilleando de la mujer de tu vida y tú—su dedo ahora apunta hacia mí—, quejándote de la persona que te dio la vida y te ha dado mucho amor.

—Él inició, me obligó a decir esas cosas…—Andrew me miró, ofendido ante mi intriga—es broma, mamá, ¿sabes que te queremos mucho?

Entrecerró los ojos y acortó los pasos entre nosotros, su mano derecha sostuvo la de su esposo y la izquierda sostuvo la mía. —Los quiero con todo mi corazón, par de cizañeros y tú—sus ojizarcos se posaron sobre mí—tienes pinta de que te irás, ¿a dónde vas sin pedirle permiso a tu linda mamá?

—A la papelería, necesito conseguir una nueva calculadora científica, la mía se rompió.

—¿Se rompió? —mi mamá aún no se traga ese cuento—o la perdiste.

Los pasillos tienen oídos/ Operación: CupidoWhere stories live. Discover now