Epílogo

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CAPITULO DEDICADO A NANS, PRESIDENTA DEL #TEAMSIWON Y A SHARON, PRESIDENTA DEL #TEAMAEDION

Apagué la alarma que siempre puntual me avisaba eran las 06:00am. Abrí los ojos de mala gana, y al instante formas difusas con aspecto de mi habitación se presentaron ante mí. Me encontraba sumida de nuevo en la nebulosa pos despertar. Permanecí quieta unos minutos más en espera de que mi visión se tornara clara. Alguien llamó a la puerta, esta sonó cuatro veces, y supe de inmediato que era él.

Como cada mañana Aedion entró por la puerta con una bandeja llena de fruta y jugo. Desde el primer día él siempre había insistido en tomar el desayuno conmigo, y en algún punto yo había dejado de resistirme; convirtiendo así el compartir los primeros alimentos en nuestro propio ritual para iniciar el día. Era algo solemne e íntimo entre nosotros.

-Buenos días, Ahn.

Le contesté con un bostezo mientras me sentaba en la cama. Él se acercó y depositó la bandeja en medio de nosotros antes de subir a la cama, se colocó junto frente a mí y tomó el vaso de jugo.

-Hoy será un gran día, eh-me sonrió antes de beber todo el contenido de un trago-. ¿No estás nerviosa?

-No lo estoy-en apoyo a mis palabras negué con la cabeza mientras me llevé una tostada cubierta de mermelada a la boca-. Estoy emocionada-Aedion me dedicó una sonrisa cómplice y sin más devoramos los alimentos de la bandeja.

Hoy comenzaba mi último curso en la Universidad Nacional de Arte y me encontraba emocionada, y nerviosa también, aunque jamás llegaría a admitir lo segundo frente a Aedion, si lo hiciera probablemente se ofrecería a matricularse conmigo o peor, insistiría en hacerme tomar clases en casa, de nuevo.

-Te llevaré-me informó mientras se ponía de pie y tomaba la bandeja vacía entre sus manos.

Asentí y me levanté al fin de la cama, no tenía caso decirle que no, Aedion encontraría la manera de convencerme y terminaría llevándome a la escuela, él podía llegar a ser muy persuasivo. Abandonó la habitación y yo corrí al vestidor, comenzaba a hacérseme tarde.

La Universidad Nacional de Arte de Seúl era un edificio histórico ubicado en la zona centro de la ciudad, a solo veinte minutos de nuestra casa usando el transporte público, y diez minutos usando el deportivo de Aedion. El misterio de mi matriculación en semejante universidad fue un tema del que Aedion se negó a hablar, probablemente incluía sobornos a la directiva, y eso era algo que no deseaba saber del todo, sólo necesitaba volver a pintar. Yo podía llegar a ser muy egoísta y él realmente me complacía en todo. Sólo nos teníamos el uno al otro así que éramos muy cercanos y sumamente complacientes entre nosotros.

-¿Estarás bien?-blanqueé los ojos ante su pregunta, me la había estado repitiendo desde semanas atrás cuando mencione mi deseo por regresar a la escuela- Aún puedes retractarte y te llevaré a casa de inmediato. No tienes por qué ir a clases fuera de casa, podemos hacer que un tutor te ayude a completar tu educación en casa.

-Estaré bien-le aseguré mientras me zafé del cinturón de seguridad-, no te preocupes por mí.

Sus ojos azul niebla me examinaron unos segundos más antes de asentir. Sabía que estaba preocupado por mí, él siempre se ponía nervioso y a la defensiva cuando se trataba de realizar actividades fuera de casa, había sido así desde el principio. ¿Por qué le temía tanto al exterior?

-Llámame cuando salgas, vendré por ti.

Tomé mi mochila y salí del deportivo. Me di la media vuelta y acerqué a la ventana.

-Gracias-sabía que permitirme regresar a la escuela había sido algo complicado para él, y aunque no lograba comprender el por qué, le agradecía la concesión que me había hecho.

-Te quiero, Ahn.

Parpadeé ante su declaración y él en cambio me sonrió en respuesta. Sin esperar por mi respuesta, puso el auto en marcha y me dejó pasmada en la entrada de la universidad. Lo sabía, él me amaba, me lo repetía a la menor oportunidad; para Aedion sólo estaba yo y para mí sólo existía él, siempre había sido así, pero esas palabras siempre me tomaban desprevenida. ¿Sería capaz de devolvérselas en algún momento? Habían pasado cerca de seis meses desde el día que él había salvado mi vida, pero no importaba cuánto lo pensara, entregarle a Aedion mi corazón era algo que me inquietaba de maneras que era incapaz de comprender.

-¿Es tu primer día?

Una voz cálida me sacó de mis pensamientos. Miré a mi costado y ahí estaba el dueño de la voz mirándome con una sonrisa. Mi corazón dio un salto cuando mis ojos se encontraron con los suyos.

-Sí, es mi primer día-no sé de dónde saqué la voz para contestar, me sentí tan nerviosa de repente-. ¿Es tu primer día también?

El chico me sonrió en respuesta. Era apuesto, muy apuesto. Su cabello, negro como el ébano, hacía contraste con su blanca piel; sus facciones, suaves en general pero gruesas donde debían serlo, lo hacían lucir joven y maduro al mismo tiempo. Él era más alto que yo, su cuerpo no era del todo musculoso pero saltaba a la vista el hecho de que realizaba ejercicio de manera regular. Él era en definitiva apuesto, pero mi cuerpo se estremecía por algo más que su físico. Era su mirada la que hace estragos mi interior, aquellas perlas negras que parecían buscar algo en mí.

-Sí, primer día. Mi nombre es Choi Siwon-con una expresión triste me tendió la mano como saludo. ¿Por qué de pronto lucía triste? No me gustaba la forma en la que sus ojos habían perdido el brillo.

-Lee RiAhn-tomé su mano.

Una onda de electricidad se produjo cuando su mano se cerró en la mía. Sorprendida solté su mano de inmediato y busqué su mirada, tratando de averiguar si él también había sido capaz de sentirlo, él me miró también, y complacido, por algo que no fui capaz de entender, sonrió.

-Hay que ir a clase.

Me dio un empujón con el hombro y caminó hacia la entrada. Su humor parecía haber cambiado de nuevo, ese chico sí que era extraño, segundos atrás había una mueca triste en su rostro y ahora se encontraba sonriendo de nuevo.

-Apresúrate- me dijo mientras me hacía una seña con la mano para que me acercara.

Era tan extraño, la forma en la que sonría, en que me miraba, en que me hablaba; como si no fuéramos sólo dos extraños que se encontraron a las afueras de la universidad, como si en vez de eso fuéramos buenos amigos que se reencontraban después de una larga separación. ¿Tal vez él me conocía? Imposible. Aedion había dicho que yo no tenía familia ni amigos cercanos.

Corrí detrás de él al mismo tiempo que rogaba al cielo que no termináramos en la misma clase. No podría soportar sus sonrisas, ni su mirada que parecía ver a través de mí, mucho menos su voz. Choi Siwon, su nombre de alguna forma sonaba a problemas... y a recuerdos que no debían volver.

IN THE LIGHT OF YOUR HALOWhere stories live. Discover now