TOMA #10 PARTE II EL CAMINO A LA OSCURIDAD

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PARTE II

El pelirrojo me había arrastrado a una habitación contigua a la discoteca, en esta la luz ya no era multicolor, sino que era constante y me permitía observarlo con mayor claridad. Era ligeramente más alto que yo, su cabello sí era rojo pero unos tonos más oscuros de lo que creía, su blanca tez le daba un aspecto delicado que contradecía por completo la oscuridad que se encontraba presente en su mirada. Podía sentir la energía irradiar de su cuerpo, me percaté también del estuche que cargaba en su costado izquierdo, probablemente se trataba de un arma, aunque el tamaño no coincidía con el de una espada, tal vez utilizaba otro instrumento como recipiente del Zeitgeist. El chico pasó a mi lado y se dejó caer en uno de los sofás de la habitación, cruzó las piernas y con un gesto me invitó a imitarlo.

-Tienes dos opciones-rompió el silencio-, me dices para qué has venido y después te entrego a la guardia para que se deshagan de ti-hizo una pausa breve- o puedes resistirte. La primera sería la ideal, si eliges la segunda déjame decirte que no tendrás oportunidad alguna contra mí-sonrió- además de que terminaría obteniendo la información de tu luna.

La mención implícita de RiAhn me tensó y una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro. El chico lucía totalmente confiado y aunque ese hecho me fastidiaba también lograba intimidarme. InHa me había advertido de esto, yo también sabía que no me recibirían con los brazos abiertos, pero no esperaba tener que combatir contra uno de ellos, al menos no tan pronto como lo era ahora. Mi cuerpo aún resentía la separación de mi luna.

-No necesitas esforzarte tanto-contesté al fin-, el motivo por el que estoy aquí es simple: he venido a unirme a la Orden.

Su sonrisa se amplió y le miré contener una carcajada con la mano. No era precisamente la reacción que esperaba pero al menos no me estaba amenazando con su arma.

-Me temo que no es así como funciona.

-Llévame ante el Consejo-le pedí-, hablaré con ellos.

-No.

-He abandonado la Orden de la Luz-le abordé-, ahora mi camino es la Oscuridad-negó con la cabeza y la desesperación comenzó a apoderarse de mí-. La guerra se acerca y he decidido luchar para este bando, ustedes me necesitan.

-¿Qué te hace pensar que lo hacemos?-me miró curioso.

-Soy el sol de la Conciencia de Dios.

Acto seguido, el pelirrojo se encontraba de pie justo frente a mí.

No creí que tendría que utilizar mi carta tan pronto pero al parecer el pelirrojo frente a mí era alguien importante para la Orden Oscura, tenía la marca de Control grabada en su muñeca izquierda.

Los Soldados Oscuros no poseían una conexión inherente entre sí como sucedía con los Soldados de Luz, ellos se entrelazaban a través de marcas que les permitía utilizar cierta habilidad y que creaba una conexión entre ellos, algo parecido a la habilidad de los SOL para leer la mente. Esas marcas también significaban otra cosa, servía para señalar su posición en la Orden. Un Soldado Oscuro portaba la marca de Sumisión, que lo obligaba a obedecer por completo los mandatos de aquel que llevara una marca de Control, marca que sólo llevaba un general.

-Eso no es por completo verdad-dijo mientras me observaba de cerca-, en el momento en el que rompiste tu lazo con ella dejaste de ser su sol. Dime, ¿aún duele?

Su pregunta me tomó por sorpresa. ¿Cómo sabía que ya no me encontraba unido a ella?

-¿Eso es algo que sabes por ser un General?

-No, es más simple que eso. Si aún conservaras tu lazo con ella no estarías aquí vendiéndola para unirte a nosotros- sus palabras abrieron una puerta en mi interior que había estado evitando abrir. Traición. Sí, yo en cierta forma la había traicionado.

-Y-Yo…

-Te escuché en la entrada hablando con el guardia- me interrumpió- le diste este tipo de información para que te dejara entrar.

-¿Cómo?-pregunté aturdido.

-Estaba detrás de ti. Fui yo quien le hizo una seña para que te dejara entrar-su revelación me descompuso por completo. Había sido más listo que yo. Me sentí avergonzado-. Dime muchacho, ¿qué es lo que pretendes?

¿Qué pretendía? Ayudar. Yo quería ayudar y protegerla pero al parecer no estaba haciendo las cosas bien. Me encontraba acorralado a causa de mi egoísmo, de mi propia vanidad que me había hecho creer que las cosas eran simples. Ahora lo veía todo con mayor claridad. ¿Quién era yo después de todo? Sólo un Soldado de Luz Inactivo, un chico que había recibido entrenamiento como todos los demás pero que no había realizado ninguna misión ni había sido capaz de probar el alcance de sus poderes. Patético, así me sentía. Acababa de aprender una valiosa lección. Querer algo no es lo mismo que poder hacerlo, no es lo mismo que lograrlo.

Me incorporé y mire directamente a los ojos del pelirrojo. Debía lucir muy mal porque su expresión se descompuso por un par de segundos al mirarme. Había llegado hasta aquí y no daría vuelta atrás. Tal vez había iniciado mal pero aún podía hacer algo. Yo realmente quiero protegerla.

-Pretendo convertirme en un Soldado Oscuro-contesté la pregunta antes formulada-, pretendo estar de su lado en esta batalla.

-¿Qué hay de la Orden de la Luz?

-Ya no pertenezco a ellos.

-¿Qué hay de tu luna?-su mirada se endureció- ¿Estás listo para matarla?

-Sí-una punzada de dolor me atravesó el corazón.

-Baja las barreras-me ordenó refiriéndose a los muros detrás de los cuales protegía mis pensamientos.

Cerré los ojos y poco a poco liberé mis pensamientos. Le abrí la puerta a mi mundo interior y le dejé examinar  a su antojo lo que había dentro. Sin restricción alguna él husmeó en los acontecimientos más recientes, por alguna razón ignoró mi infancia y los recuerdos de mi entrenamiento en la Orden. Lo sentí irrumpir en mis recuerdos de RiAhn, cuando la vi por primera vez recostada en la cama inconsciente a causa del lazo, cuando se despertó por mis susurros de su nombre, cuando la abracé y la dejé llorar por los dos, cuando la llevé a mi casa y cuidé de ella, cuando fuimos separados por InHa, la sentí gritar de nuevo mi nombre, sentí de nuevo el profundo dolor de nuestra primera separación. Noté que el pelirrojo saltaba hasta mi plática con InHa cuando decidí dejar la Orden, alteré mis recuerdos y sólo le mostré una versión de lo ocurrido, pareció no dudar de mí y siguió hasta la semana que había vigilado las puertas de la discoteca. Me percaté de su salida de mi mente y relajé mi respiración. Me sentí agotado por la intromisión, nadie había visto dentro de mí antes.

-Siwon-pronunció mi nombre por primera vez-, debes saber que la búsqueda de la felicidad  es una constante fuente de infelicidad.

Lo miré confundido al tiempo que noté el cansancio intensificarse en mí. Mi respiración se hizo lenta y mis párpados se volvieron pesados. Intenté moverme y el pánico se apoderó de mí al notar que mis piernas no me obedecían. Las náuseas no tardaron en llegar, pequeñas perlas de sudor se formaron en mi frente y un escalofrío me recorrió la espina dorsal. Maldición. Esto no era por dejarle ver dentro de mis recuerdos. La bebida azul. No era un antidoto.  Aquel chico me había envenenado.

-Lo siento-susurró mientras perdía el conocimiento justo frente a sus ojos.

IN THE LIGHT OF YOUR HALOWhere stories live. Discover now