TOMA #6 PARTE III HAY LAZOS QUE SÍ PUEDEN SER ROTOS.

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PARTE III

La espada no me había tocado el brazo, que aún lo conservara era prueba de eso, sin embargo sentía un ligero escozor en mi costado izquierdo. Me llevé la mano a la zona en cuestión y miré de reojo, un delgado cardenal se me había formado con una línea de sangre adornándole. Sí, Gabriella estaba hablando en serio cuando minutos atrás me había arrastrado hasta la sala de entrenamiento y me había dicho que me daría una lección.

Enfoqué la mirada en su figura al otro lado de la sala. Ella esperaba yo hiciera algún movimiento mientras balanceaba la espada que siempre traía consigo. Ignorando su postura y el arma que ahora me apuntaba parecía inofensiva, con su esbelta figura y el hermoso cabello castaño que le caía en ondas por toda la espalda. Era ligeramente más alta que yo y sus rasgos aún se conservaban infantiles. Era hermosa. Letal. Y me apuntaba con su espada. Estaba muerta.

-Seré buena contigo-dijo mientras daba un paso en mi dirección-sólo tienes que esquivarme por diez minutos más y te dejaré ir.

Vaya, sí que era buena persona. Tomando en cuenta que sólo llevábamos un minuto en esa pequeña pelea y ya me había herido no tenía ni la más mínima oportunidad. Respiré profundo y di un paso atrás cuando noté que ya estaba más cerca. Su andar sigiloso se asimilaba al de un león tras su presa.

-¿Esto es necesario?-pregunté contrariada.

-Lo es-masculló-me has causado muchos problemas así que sólo quiero divertirme contigo un rato. Tranquila princesita, no seré demasiado ruda.

Demasiado era la palabra clave. Noté sus intenciones segundos después de que había conseguido su objetivo, había conseguido acorralarme tan rápido justo al lado contrario de la salida. Era más que obvio que no duraría los diez minutos contra ella así que mi plan era llegar a la salida de la sala y correr por mi vida, pero me la estaba poniendo difícil.

-¿Qué es lo que tienes en mi contra?-intenté distraerla.

-No lo entenderías, princesita.

El filo de la espada no estaba dirigido a mí, sólo la parte contraria. Suspiré aliviada, al menos no tenía completa intención de matarme. Tal vez.

-No puedes tener nada en mi contra-susurré-sólo llevo un par de días aquí.

-Sólo un par de días y ya has causado muchos problemas.

La distancia entre nosotras era menor, debía utilizar eso como una ventaja. Rápido.

-Si tienes intención de matarme deberías hacerlo ya.

-¿Matarte? ¡Jamás! Te estaría haciendo un favor-soltó con desagrado-los S.O.L no matamos. Nunca. Yo sólo…

Me impulsé con la pared que tenía detrás de mí y la lancé lejos de mí. Había bajado la mirada reflexionando su repuesta y yo había utilizado la oportunidad brindada. Me abrí paso por toda la sala y corrí con todas mis fuerzas. Ni siquiera me preocupe en mirar atrás, sólo quería correr y correr. Últimamente lo hacía demasiado y le estaba agarrando gusto. Qué ridículo era todo. ¿Dónde estaban las almas puras que buscaban la paz?

Casi había llegado a la salida cuando un par de brazos me tomaron por la cintura y arrojaron al suelo del salón. Traté de amortizar la caída con los brazos y terminé rodando y con un par de nuevos cardenales. Gabriella era rápida. Ya no tenía la espada pero su miraba furiosa me parecía más amenazante.

-Eres demasiado débil-me acusó-demasiado ingenua-se llevó las manos a la cabeza y dejó salir su exasperación-y aún así eres todo lo que tenemos. Que el cielo nos asista.

-No tienen que contar conmigo para lo que sea que esperen que deba hacer-expliqué-nunca pedí esto.

Una risa de incredulidad se escapó de sus labios.

IN THE LIGHT OF YOUR HALOWhere stories live. Discover now