TOMA 11 UN NUEVO SOLDADO

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Lo sentí cruzar a mi lado pero mis ojos no alcanzaron a vislumbrarlo. Apenas había sido un destello amarillo para mis inexpertos ojos. Aceleré el ritmo obligando a mis piernas a moverse mucho más rápido. Había descubierto a lo largo de la semana de entrenamiento que la velocidad era parte de lo mío, pero aún no lo suficiente como para ponerle las manos encima a algunos de los usuarios de Understanting.

Miré a mi costado derecho y noté a un Francis sonriente al otro lado de la habitación, se reía burlón por mi incapacidad de atraparlos. A la izquierda un entusiasmado Keith daba brincos tratando de llamar mi atención. Esos rubios eran de lo peor.

-Vamos RiAhn-la voz de Keith era una mezcla de agitación y diversión-, es ahora de terminar el juego.

¿Juego? Si InHa los escuchaba seguramente serían reprendidos. Se suponía que nos encontrábamos entrenando, bueno, al menos yo era la que era entrenada, los demonios de ojos azules sólo se divertían por mi torpeza.

Me detuve justo en medio de la sala de entrenamiento. Era una habitación tan amplia que seguro cabría un campo de futbol dentro, estaba totalmente libre de muebles, sólo eran cuatro paredes y un techo muy por encima de nosotros. Observé a los gemelos. Keith a mi derecha y Francis a la izquierda. Debía trazar un plan para por lo menos atrapar a uno de ellos y terminar con la sesión, llevábamos cerca de tres horas en esto y mi cuerpo comenzaba a resentirlo, podía sentir el acelerado latir de mi corazón haciéndome eco detrás de las orejas y el hormigueo del cansancio apoderarse de mis piernas.

Me concentré en regular mi respiración, separé un poco la piernas y estiré mis brazos, está era la etapa final. Aquí voy.

-¿Viena?-pregunté sorprendida dejando la cucharada de la sopa suspendida entre mi boca y el tazón.

-Sí-continuó Francis-, nacimos en Viena-su nacionalidad explicaba su aspecto, al igual que yo estaban a años luz de lucir como coreanos-. Cuando teníamos cinco años dos miembros de la Orden nos encontraron, recuerdo que tuvieron una plática con papá y mamá y unas horas después mamá hacía nuestras maletas.

-¿Extrañan a sus padres?

-No-no había duda en la voz de Keith-, no se trata de esa clase de sentimientos. Ahora lo  entendemos todo, se trataba de algo superior, no nos arrepentimos de estar aquí porque para esto nacimos. En ese entonces supongo que estábamos confundidos más que asustados-me miró sonriendo-, pero creo que nuestros sentimientos fueron manejados por InHa.

-¿InHa?

-InHa puede hacer eso, influir en el estado de ánimo de las personas. Él acompañaba a los miembros de la Orden ese día, era el doble de mayor que nosotros así que supongo que controlaba muy bien su don y tal vez lo usó en nosotros ese día.

Francis bajó la mirada dando por terminada nuestra conversación y se concentró en devorar la sopa que tenía en frente. Nos encontrábamos en los comedores de la Orden. El entrenamiento con ellos había concluido conmigo acorralando a ambos en una maniobra que me llenó de orgullo y había logrado borrar la sonrisa de satisfacción de los hermanos Harcourt. Ahora, según me revelaron, continuaría aprendiendo con Gabriella. No podía negar que la idea de entrenar con ella me ponía demasiado nerviosa, ya lidiaría con ello después. Continué comiendo la cena y medité un poco sobre las apalabras de Keith, el hecho de que los Soldados de Luz eran rastreados alrededor del mundo y separados de su familia sin importar su edad, no sonaba nada bien, pero no lucían contrariados por ello. Me preguntaba qué tanto se debía a la habilidad de InHa.

Había pasado una semana desde la partida de Siwon. InHa se había presentado ante mí dos días después de lo ocurrido. Me había convencido que no existía mejor opción que recibir entrenamiento de ellos y seguir mi destino, aquello que todos parecían conocer mejor que yo. Mi corazón aún se sentía adolorido, no era algo físico así que incluso creía se trataba de mi imaginación, pero por las noches, justo antes de caer dormida, aún sentía a Siwon. Era algo lejano, casi intangible, pero aún lo sentía presente. Eso me daba un poco de esperanza, tal vez nuestro lazo no estaba completamente roto.

IN THE LIGHT OF YOUR HALOWhere stories live. Discover now