TOMA 12 LA IMITACIÓN DE LA LUNA.

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Habían pasado cerca de cuatro horas desde que los gemelos me habían arrastrado a mi habitación. InHa les había ordenado vigilarme y se lo estaban tomando demasiado en serio, al punto que había tenido que prometer que no intentaría nada para que se alejaran de la puerta. Lo sucedido en el estudio de InHa se repetía en  mi cabeza una y otra vez como un disco rayado.

No lo pienses demasiado. No es tu culpa. Dijo Keith en mi cabeza.

¿Cómo podría no pensar en ello? Hardik claramente me había culpado por lo sucedido. ¿Cómo se encontraría ahora? ¿Se habría calmado? InHa aún no se había aparecido para explicar la situación.

Está ocupado. Deben estar preparando el funeral de almas.

-¿Funeral de almas?-interrogué a Keith.

-Sí. Siempre hay uno cuando un Soldado de Luz muere.

-No sabemos eso-intervinó Francis-, no estoy seguro de que Chahna haya muerto.

-¿Chahna?

-La luna de Hardik. Sus nombres son una linda combinación. Hardik “completo por el amor” y Chanha “amor”. Los nombres hindú son hermosos-Francis sonrió abiertamente- ellos también creen en el destino.

-A mí me gusta mi nombre-gruñó Keith-. Es perfecto.

-Lo es-estuvo de acuerdo Francis consintiéndolo.

Un dejo de envidia se sintió en mi interior. Ellos se tenían el uno al otro, ellos habían nacido juntos y estado juntos toda la vida. ¿Cómo sería eso? ¿Cómo se sentiría tener a tu alma gemela a tu lado? Armonía total. Como lo había descrito Siwon. Lo tienes todo con solo mirarle. No hace falta nada más. Ahora mismo sólo tenía el sentimiento contrario para comparar. Caos total, un sentimiento de estar perdido, un sentimiento de vacío que cala tu interior. Ahora Hardik sentía eso. ¿Y eso era mi culpa? Sí, probablemente lo era. Mi corazón se estrujó y las lágrimas llegaron de nuevo. Eran sentimientos demasiado intensos para ser contenidos, se desbordaban con la fuerza de un río siendo aumentado por la temporada de lluvia, sí, había estado lloviendo en mi interior desde hace mucho tiempo.

Deja de torturarte.

Deja de leerme.

Levanté los muros alrededor de mi mente, lo elevé lo suficientemente alto para que Keith dejara de entrometerse, el tener un hilo constante de comunicación entre nosotros a veces resultaba molesto.

-El que me impidas entrar no significa que no pueda saber que sigues pensando en ello-se quejó Keith.

Miré al lado contrario y lo ignoré por completo. Él era demasiado insistente para mi gusto.

La puerta se abrió de repente captando totalmente mi atención, se trataba de InHa. Lucía tenso, exhausto, abrumado. Su mirada había cambiado de la calidez habitual a un vacío que nunca había visto en él. Sus ojos habían cambiado de color ya no eran oscuros, su color era dorado, del mismo color del halo que rodeaba al sol. Una decena de elipses se entrelazaban entre sí formando una especie de red en sus orbes. Era hermoso, casi divino.

-Es porque he usado demasiado mi don-contestó-, perdemos los rasgos humanos cuando eso sucede-me explicó bajando la mirada. ¿Estaba avergonzado?

No estaba enterada de que teníamos otra apariencia, de que lucíamos diferente a como lo hacíamos ahora. ¿Cómo lucíamos realmente? Si éramos seres de Luz eso significaba que debíamos lucir como… ¿un ángel?

-Tienes ideas muy curiosas-una media sonrisa se apoderó de su rostro-, tus imágenes mentales son las más pintorescas de todos nosotros.

Me sentí ofendida por unos segundos hasta que la imagen de Hardik regresó a mi mente.

IN THE LIGHT OF YOUR HALOWhere stories live. Discover now