Capítulo 29: Preocupación

153 26 15
                                    


James estaba en su terraza, ya casi en la noche, esperando por Purrsuit. El dragón ya se había adaptado muy bien a cazar lejos de casa. El problema era que, a veces, se alejaba tanto que llegaba a las granjas, que estaban fuera de la ciudad, y llegaba a casa con el cadáver de alguna oveja o cerdo. Ahora estaba demorando mucho en regresar, y James esperaba que eso no fuese una mala señal. Su móvil sonó. Era Jorge.

—Dime, Jorge —Contestó el chico.

—Muchacho, el jefe ordena que vengas de inmediato, apúrate.

—¿Es para una misión?

—No, quiere hablar contigo, no hagas más preguntas y ven.

—De acuerdo, nos vemos allá.

Ojalá Purrsuit haya aprendido a no seguir robando ovejas, porque James no iba a poder corregirle en ésta ocasión. De un salto, cayó en la oscuridad de las calles.

Minutos después, se acercaba al edificio. Afinó sus sentidos para percibir alguna irregularidad en el área. La llamada de Jorge había sido muy sospechosa, pero, muy contrario a lo que esperaba, todo estaba normal.

Llegó hasta la puerta de la oficina de Ricardo, Jorge lo esperaba ahí.

—Llegaste rápido, eso es bueno —Jorge sonreía, pero la sonrisa no borraba la preocupación de su mirada —, el jefe está molesto, y no ha dicho por qué, sólo mandó llamarte.

—Entiendo, gracias por avisarme, voy a entrar.

—Suerte...

En la oficina, Ricardo fumaba un habano, parado a un lado de su escritorio, mientras miraba un cuadro en la pared.

—Pasa, niño, pasa, cierra la puerta —dijo, sin mirarlo.

—Mandó llamarme, señor Ricardo...

—Sí, sí, eso hice... eso hice...

—Aquí estoy, espero sus órdenes.

—Verás, no se trata de órdenes, niño, son sólo dudas.

—¿Dudas respecto a qué, señor?

—Sucede que, los rumores que han llegado a mis oídos, hablan acerca de las bandas que has eliminado, y los grandes enemigos que has enfrentado, lo cual debo felicitar.

—Le agradezco, señor.

—Además, conseguiste traer cantidades enormes de dinero para nosotros —El sujeto expulsó el humo antes de seguir hablando — y eso te ha dado varios méritos y consideraciones de mi parte.

—Lo sé, señor, pero no entiendo a dónde quiere llegar.

—A eso voy, a eso voy —dijo Ricardo, con mucha serenidad —Los últimos reportes, indican que el resto de bandas que aún seguían activas, ya no existen, a excepción de la nuestra y la de nuestros mayores enemigos, los salmones.

—¿Se refiere a que, han sido eliminadas?

—Exactamente de eso hablo, han sido asesinatos masivos en menos tiempo de lo que alguien consideraría posible. Sabes, no se cómo hiciste para enfrentar a tantos fortachones, capaces de romper paredes, con solo tus puños, pero no me importó, ya que siempre traías cuantiosas sumas de dinero para demostrar tu lealtad a la banda. Pero ahora, hay sólo una banda activa, aparte de la nuestra, y otras ocho que, por la brevedad en la que desaparecieron, me hacen pensar que tuviste que ver en ello. Lo cual me lleva a la pregunta, ¿tú atacaste a esas bandas sin mi autorización?¿O nuestros enemigos tienen a alguien igual a ti? Si fuiste tú, ¿dónde está todo ese dinero?

SoulSilver: Alma Virtual ©Where stories live. Discover now