Capítulo 44: Resiste

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La estructura resultó cediendo a su propio peso. El chirrido del metal fue estruendoso, mientras se doblaba y hacía crujir al cemento que lo recubría.

El edificio se derrumbó (o tal vez se desplomó), haciéndose pedazos sobre James, provocando un gran alboroto que se llegó a escuchar a varios metros a la redonda. Las personas salían a ver por sus ventanas, para luego esconderse de nuevo, pero no se animaban a salir a las calles. Sabían muy bien lo peligroso que era vivir en el Callao en esos tiempos.

Por otro lado, el chico ya no tenía suficiente poder, ni iniciativa, como para esquivar el derrumbe, o siquiera salir a prisa. Solo se limitó a trotar, mientras todo el concreto caía alrededor. La escena era deprimente y, a la vez, caótica.

Pero no había tiempo que perder.

Mientras la estructura ya estaba por asentarse al nivel del suelo, James salió débilmente de un salto, con una evidente falta de potencia comparada a la usual, fuera de la zona de derrumbe, envuelto en su aura roja. Antes de tocar el suelo, su aura cambió a la de color amarillo, y se fue por entre las calles, como una débil y torpe estela de luz amarilla.

James no sabía en dónde podrían tener secuestrada a Pearl. El Callao era un distrito grande, dentro de la provincia que llevaba el mismo nombre. Todas las calles tenían al menos un callejón de mala muerte, o alguna fábrica clandestina, las cuales, por temporadas, quedaban abandonadas. Encontrar a la chica sería como encontrar una aguja en una pila de agujas. Saber eso era desalentador.

Pero James tenía una idea.

Usando su aura amarilla, hasta donde se podía permitir por el cansancio, fue corriendo al edificio más alto que encontró en su camino, y subió por la pared, como quien está acostumbrado a burlarse de la gravedad y otras fuerzas que se ejercen en el planeta muy a menudo. Yendo a toda velocidad, llegó hasta el último piso y salió volando a algunos metros por encima del edificio. Dió una voltereta y se mantuvo suspendido por unos segundos, mientras se envolvía en energía celeste que se expandía y desvanecía.

James no podía ubicar a Pearl, pero detectó, a la distancia, un cúmulo de personas que emitían una energía similar a la que tenían aquellos que lo atacaron en una ocasión anterior. Eran Ultrahumanos, unos cuantos centenares, tal vez diez mil de ellos.

Ya sabía adónde debía ir.

Corrió nuevamente, tratando de ignorar el cansancio que estaba sintiendo, el cual se hacía notar con los sutiles gestos de incomodidad que él manifestaba.

El viento en las calles se arremolinaba cuando James las recorría con toda la velocidad a la que lograba llegar. Ya era de noche y, sin previo aviso, empezó a llover. El chico se resbaló, debido a la poca fricción que generaba al correr, con un charco recién formado de agua con aceite de sospechosa procedencia, y cayó en un muro de ladrillos apilados, que se estaban utilizando para una construcción informal. Se hicieron trizas y salieron disparados por doquier. Se levantó, con un poco de torpeza en sus movimientos, y siguió su rumbo. No sabía cuánto tiempo le quedaba, pero obviamente no era mucho. Si algo le ocurría a Pearl, sería la segunda muerte de un inocente en sus manos.

No se lo iba a perdonar si no lograba salvarla...

Pero... no era momento para pensar en eso. Él debía salvarla. Él la salvaría a toda costa.

Luego, sin previo aviso, un aleteo potente lo sacó de su ensimismamiento. Purrsuit apareció volando en lo alto, himplando con gran potencia, mientras surcaba el cielo. Se acercó a James y, en un rápido movimiento, lo alzó por los hombros. Extendió aún más sus alas y aceleró, siguiendo la ruta hacia el destino del chico.

SoulSilver: Alma Virtual ©Where stories live. Discover now