Capítulo 1: Definiendo decisiones

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Muchos chicos disfrutan el fin de semana jugando videojuegos, navegando por internet, viendo películas, y otros, aunque pocos en la actualidad, salen a los parques a divertirse, ninguno de esos es el caso de James. Él se levanta poco antes de que el sol asome en el cielo, para entrenar su cuerpo y su mente con sus tíos, Magnus y Tristán, hermanos de su madre, Rose; pero ahora, en su cumpleaños número 12, el entrenamiento que empezó desde los cinco años ha concluido.

La madre y tíos de James pertenecen a la familia White, quienes en sus buenos tiempos eran de una clase social alta y, aunque ya esos tiempos quedaron en el pasado, su comportamiento delata su procedencia. Sus modales y el trato hacia los demás demuestran su educación y su formación, pero la familia White así como perteneció a la alta sociedad también tienen orígenes muy singulares. Ellos surgieron de una noble familia de guerreros, pertenecientes a una ya extinta civilización ubicada entre Europa y Asia, y en su linaje se agregó en algún momento de la historia la sangre espartana, dándoles así una naturaleza pacífica pero una ferocidad sobrehumana en los tiempos de adversidad.

Ésta familia era conocida por ser los protectores de otra familia con mucha fama en la edad media, los Silver, cuya naturaleza casi divina había sido motivo de fantásticos y muy conocidos relatos, además de los conocimientos que poseían en sus bibliotecas, que eran su mayor tesoro.

Debido a tan vastos conocimientos, fueron perseguidos por diversos enemigos a lo largo de la historia, hasta que ambas familias se vieron forzadas a tomar distintos rumbos para evitar ser encontrados.

Pero, en ocasiones, el destino trabaja de manera misteriosa; es así como ambas familias se unieron siglos después, luego de haber recorrido grandes distancias y coincidiendo en la capital de un país sudamericano conocido como Perú, Lima, aquí vivieron por dos generaciones, antes de unirse a través del matrimonio de Brandom Silver y Rose White. Ambas familias pasaron por diversas crisis, las cuales las llevaron a vivir de manera modesta, sin hacerlas perder sus buenas costumbres. Luego del matrimonio y antes del nacimiento de James, su padre se separó de Rose, dejándola como madre soltera y solo con el apoyo de sus hermanos Magnus y Tristan, es así como ellos se hicieron cargo de la crianza de James, descubriendo en el pequeño grandes revelaciones conforme iba creciendo. De ese modo, los tíos de James se convirtieron en sus tutores y dedicaron su tiempo a enseñarle lo necesario para poder desarrollar su potencial, sin que nada pudiera impedírselo.

James creció y parecía aprender siempre un poco más de lo que se le enseñaba, llegando incluso a superar a sus tíos en cuanto a conocimientos y habilidades, resultando un gran adversario en batalla y un excelente pensador. Ahora que su entrenamiento había concluido, estaba listo para iniciar su misión, la cual solo él conocía.

La familia de James vive en una zona un poco alejada del centro de la ciudad, cerca a la iglesia Santa Rosa que se ubica en la calle principal Dos de Mayo, un lugar que promete ser cuna de delincuentes en los años próximos. Dentro de poco, sus tíos se irán y se quedará solo con su madre, la cual cada día lo ve convertirse en el gran hombre que fue alguna vez Brandom. Para evitar que las malas compañías pudiesen afectar el comportamiento de su hijo, Rose decide irse el próximo año a otro distrito, con la esperanza de que su hijo sea capaz de aceptar el cambio. Es sábado, y en el camino de regreso a casa, los tíos de James deciden conversar con él acerca de cómo continuarán las cosas de ahí en adelante.

—Felicitaciones James -dijo Tristan -nuestra familia siempre ha mantenido la costumbre de enseñar y entrenar a sus jóvenes para que, de esa manera, cada uno sea mejor que la generación anterior, tú eres el resultado más óptimo hasta ahora del entrenamiento que recibe cada hombre y mujer de nuestra familia.

—No lo halagues tanto, o el pequeño se lo va a creer —le interrumpió Magnus, con una ligera nota de burla en su voz —lo que tu tío blandengue quiere darte a conocer es que prometes niño, pero que no se te suba a la cabeza o lo echarás todo a perder ¿entiendes?

—Te agradezco la interpretación Magnus, pero creo que lo que quise decir fue exactamente lo que dije —respondió Tristán con una sonrisa serena en el rostro.

—¿Siempre debes ser tan tranquilo? —inquirió Magnus —debido a tu vibra pacificadora y a tu incorregible altruismo es que el pequeño tiene esa cara, ¡Como de muñeco de porcelana!

Magnus esperaba que Tristán le diera otra de sus elaboradas "respuestas zen", como él las llamaba para burlarse, pero al darse cuenta de que su hermano no respondía, y sabiendo que sería incapaz de ignorarlo, pudo ver que, como en muchas otras ocasiones anteriores, Tristán observaba a James, esperando alguna reacción por parte de su sobrino.

—James —dijo Tristán— desde el día en que te vimos por primera vez, tu tío y yo supimos que eras diferente, muy diferente, cuando te cargué en brazos tú tan solo tenías días de nacido, pero ya veías con ese par de ojos azules, tan oscuros como la zona más profunda del océano, esos ojos que heredaste de tu padre, al igual que su mirada cuando lo conocí, y ahora mírate, hoy cumples 12 años y te ves tan idéntico a él.

James seguía caminando sin aminorar la marcha, mirando al frente, con un rostro totalmente inexpresivo, y aunque cualquier otra persona habría pensado que James estaba ignorando intencionalmente a sus tíos, tanto Tristan como Magnus sabían como era James.

—Pequeño, mi hermano y yo debemos irnos, te hemos entrenado para cuando este día llegara porque queríamos asegurarnos de que seas capaz de cuidarte y también de cuidar a tu madre —dijo Magnus, pronunciando cada palabra con un tono de seriedad que él solo utilizaba en situaciones importantes, y dando una mirada rápida a Tristán— aunque admito que tienes la capacidad y las habilidades para hacer eso y más, tanto Tristán como yo nos preguntamos si en realidad lo harás. Quiero decir que, en todos estos años, no hemos notado que tengas algún interés en particular por nada en absoluto.

En ese momento, James se detuvo, y para sus tíos eso era mucho más de lo que habían recibido de él en todos estos años, sorprendiendo a ambos y dejándolos en completo suspenso. Giró ligeramente la cabeza hacia la derecha, aún sin mirarlos fijamente, se mantuvo en silencio antes de responder:

—Les preocupa mi madre, y les preocupo yo, les preocupa lo que yo haga, les preocupa mis decisiones y las de ella, lo entiendo, esto es lo que tengo que decir —miró por un momento hacia el suelo —no puedo asegurar que las decisiones de mi madre vayan a ser las mejores, pero doy mi palabra de que nuestras decisiones serán las que nos mantengan con vida en el camino correcto, eso es lo que puedo ofrecer, si no es suficiente, entonces quizá no sea momento para que ustedes se vayan.

Sus tíos siguieron sin reaccionar por unos instantes después de que James hubiera terminado de hablar, entonces Tristán le dijo a Magnus:

—¿También tuviste esa sensación, de estar en presencia de nuestro padre?

—No podría asegurarlo— dijo Magnus casi en un susurro—pero sí me sentí como un niño ante él.

—Será mejor que nos apuremos— dijo James en un tono de voz neutro— o de otro modo no tendremos tiempo para comer.

Sus tíos se dieron una mirada rápida antes de seguir caminando, sabiendo que, aquel pequeño tan misterioso que resultaba ser su sobrino, superaba sus expectativas, a decir verdad, tenían la certeza de que James superaría las expectativas del mundo entero.

SoulSilver: Alma Virtual ©Where stories live. Discover now