Capítulo 41: La batalla

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—¿Mi-Miguel... ? —Esmeralda miraba de pies a cabeza al sujeto que tenía a unos metros frente a ella, sin ser capaz de reconocerlo en su totalidad. Su apariencia actual se alejaba demasiado del antiguo Miguel, y, aún así, era posible ver vestigios de su apariencia anterior. Su altura era mucho mayor, con hombros voluminosos y rasgos faciales mucho más pronunciados y masculinos, de piel pálida y ligeramente azulada, llena del mismo grabado antiguo que tenía Jazzmhael en su vestimenta y que formaba, al llegar a su espalda, el borde de un par de pequeñas alas que cubrían sus omóplatos; no llevaba nada de ropa, a excepción de unos pantalones vaqueros negros, que parecían hechos de una tela espectral —¿Qué has hecho?

—¿Qué sucede, bombón?¿No te gusta cómo decoré el edificio? Puse al pedazo de mierda de Ricardo en donde siempre debió pertenecer. En la entrada... ¡Atendiendo a las visitas!¡Jajajajajajaja! —La risa maníaca de Miguel era enfermiza y erizaba las escamas de Esmeralda.

—¡Eres un cerdo... hijo de perra! —La chica avanzó, pero James la detuvo enseguida.

—Espera... —James se esforzaba por ver a Miguel, buscando algo que parecía no poder encontrar —Algo no está bien.

—¿Qué? —Miguel parecía disfrutar por el desconcierto que James estaba atravesando —¿Tu vista está fallando, amiguito?¿Será que ahora necesitas anteojos, para ver bien a quien te borrará de la faz de la existencia?

—¿Qué has hecho, Miguel? —La voz de James demostraba su necesidad por obtener una respuesta.

—Oye viejo, ya le respondí a tu...

—No. Dime qué hiciste con tu humanidad. Porque creo saber la respuesta, pero no puedo creer que hayas sido tan estúpido como para haber hecho eso.

—Ja... No trates de llamar estupidez a la oportunidad de destruirte de una vez por todas, solo para ocultar el miedo que esa posibilidad te provoca —El espeso humo negro que rodeaba a Miguel se movía y agitaba lentamente por toda la habitación, como si fuesen tentáculos, con pequeños rayos rojos que aparecían arbitrariamente.

—Tu respuesta deja en evidencia que no tienes idea de lo que has perdido al entregar tu humanidad. Te has condenado de maneras que dudo puedas entender.

—Deja la palabrería, que tú sabes, tan bien como yo, que esto es lo mejor que pude haber...

—No, no es cierto —Le interrumpió James.

—No me interrump...

—Cállate, acabaré contigo pronto, así que deja de hablar.

—¡Te dije que no me... !

—Y yo te dije que te calles. La única razón por la que no te eliminé cuando nos conocimos fue por la posibilidad de que buscaras seguir el camino correcto, pero has desechado esa posibilidad al elegir corromper tu alma.

—Ha valido la pena, aunque digas lo contrario. Ha valido cada maldito instante de mi vida anterior —Los antebrazos de Miguel se llenaban de símbolos, hasta no dejar un solo espacio sin cubrir, envolviendo su piel, hasta la altura de sus codos, en una negrura tan profunda como la oscuridad misma. La punta de sus dedos se encendían como metal al rojo vivo, tan incandescentes que dejaban una tenue estela de luz al moverse —El poder y conocimiento infinitos me han sido concedidos, y ahora sé quién eres James, sé lo que eres...

La mirada de Miguel era terrorífica de maneras indescriptibles, mientras observaba fijamente a James.

—La información no te hace inteligente, sino el cómo la usas, y tú ahora solo eres una especie de objeto que sirve para almacenar dicha información —James intentaba ganar tiempo y hacer hablar a Miguel para obtener respuestas, y haciéndolo enojar parecía ser la manera más rápida de lograrlo —, y tus acciones demuestran que tengo razón, no sirves para nada más.

SoulSilver: Alma Virtual ©Where stories live. Discover now