Scars

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—Detén la fiesta de autocompasión, Alexa Marie Jenkins.

—¿Adam?—la acolchada burbuja que me protegía de la realidad es quitada de golpe, reemplazada por la brillante luz del día y un muy enojado Adam.

—Ajá, si, evitemos el llanto y toda la mierda hormonal. Te ves como la mierda.

—Es porque me siento como una mierda, ya sabes lo que dicen—hago una mueca al sentir el peso del cuerpo de Adam sobre mi, su rostro de porcelana a centímetros del mío.

—Sé que está vez no fue culpa del cerdo de mi hermano, Cariño—sus labios se fruncen, observo esperando su veredicto de la situación—. Alguien te dijo algo para que te sientas insegura por lo que tienes con Dan, ¿verdad?—alza sus delgadas cejas, me remuevo incomoda bajo su peso, sonríe triunfante—. ¡Lo sabía!

—Necesitas dejar de ver tantas películas dramáticas, Adam. Esto es la vida real.

—¡Eso lo hace aún más divertido!—chilla en mi oído a propósito.

—¡Ugh!, aléjate de mi, drama queen—no puedo evitar la sonrisa que se desliza en mis labios, a pesar de mis ojos rojos e hinchados, acompañado de mi nariz aún más roja y mi cabello hecho un desastre, perfecta.

 —Oh, no. Guarda esas lágrimas para la buena samaritana de tu mamá. Conmigo brillas, vamos. Sonríe para mi, solcito, sonríe—hago un intento de sonrisa, él arruga su nariz y niega.

—Fue Ryan con su mierda loca, otra vez—su mandíbula se aprieta dándole un aire de macho duro, sonrío y continúo—. Irrumpió aquí para decirme cosas, entre ellas, que Dan no me merecía...y, estoy tan confundida, Adam. Amo a tu hermano, lo sabes, pero últimamente ya no sé quién es, qué somos, qué pasará con nosotros, si seremos capaces de llevar esto hacia un futuro mejor...—una de las manos de Adam cubre mi boca e intento seguir hablando pero su voz es mucho más fuerte que la mía así que guardo silencio.

—Eso es más fácil de lo que crees, cariño. Sólo respóndeme esto con un si o un no. ¿Amas a mi hermano?

No dudo al responder—. Si.

—Ahí está tu respuesta, estúpida zorra hormonal—se levanta de la cama, alisando sus pantalones mientras se dirige hacia la puerta. Me siento sobre la cama y lo observo atónita.

—¿Qué?

Adam se detiene rodando los ojos—. Ya sabes. Lo amas, ve por él.

"Lo amas, ve por él", como si fuera tan fácil.

Adam abandonó mi casa, dejándome sola con mis pensamientos. Y mierda, si que pensé.
Me senté frente al espejo y me vi, realmente me vi, no como esas veces en que te miras para ver si estás aceptable o para arreglar tu maquillaje. Realmente me vi, como no lo hacía hace mucho tiempo, me vi tanto por fuera como por dentro. Tal como lo dijo Adam, si lo amo tengo que ser capaz de ir a él, pase lo que pase, ¿verdad?

Jesús, espero que así sea.

Sin perder tiempo en arreglarme, salí de mi habitación intentando dominar mi cabello con mis dedos, los pantalones de pijama cuelgan sueltos de mis caderas, voy descalza y con una camiseta de Dan, para detenerme al encontrar a mis padres sentados en el sofá mirando a la nada, sus manos entrelazadas en un fuerte signo de amor, jodida mierda. Aprieto mis ojos, ¿no puedes dejar que algo vaya bien en la vida, verdad karma?

—Sea lo que sea, escupanlo rápido—cruzo mis brazos sobre mi pecho y espero con una ceja alzada, la influencia del drama de Adam.

Mamá se aclara la garganta, papá asiente hacia ella en una forma silenciosa de apoyo, siento el ácido vómito arrastrarse por mi garganta.