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CAPÍTULO DOCE DE CADÁVERES Y PESARES ━━━━━━━━┓ ＊ ┏━━━━━━━━
El sol comenzaba a ponerse para cuando salieron del bosque finalmente, y una pequeña parte de Erwin lo agradecía.
Le dolían los ojos; Félix había estado en lo cierto al decir que había tenido suficientes bengalas rojas para durarle por una eternidad. A veces, incluso mientras se alejaban del sitio en dónde el desastre había ocurrido, no importara que mirara hacia arriba, Erwin vería color rojo a pesar de no haber nada allí.
Estaba seguro que, tarde o temprano, la migraña que estaba rondando alrededor suyo atacaría más fuerte que nunca.
Erwin se volvió y estudió los rostros que alcanzaba a ver, los más cercanos a él; Hange estaba ausente y con ella Moblit, aunque Dirk y Harold estaban ayudando a acomodar los cadáveres en el césped. Marlene alimentaba a los caballos, y los reclutas nuevos parecían simplemente estar sentados o con sus caballos.
No veía a Félix por ningún lado.
Por el rabillo del ojo vio a Levi junto a los cuerpos de su escuadrón, y terminó por mirar rápidamente hacia otro lado para brindarle algo de privacidad al hombre, por más falsa que esta fuera. Aunque, en un lugar como este a campo abierto tras una expedición, nadie prestaba mucha atención a aquellos que se encontraban afligidos.
—Comandante Erwin.
Se giró, sus labios mostrando una línea neutral, y asintió en dirección al hombre.
—Casi todo está terminado. Hubo alrededor de cinco cuerpos que no pudimos recuperar.
—¿Ni siquiera las partes?
En el rostro del hombre apareció un deje de duda, algo rápido y fugaz cruzando en sus ojos. Erwin lo estudió; desde su postura, cómo se sostenía a sí mismo mientras mencionaba los cuerpos sin recuperar. La boca se le torcía en una sutil mueca que le hacía ver incómodo.
—Algunos de ellos no los pudimos recuperar debido a los titanes —incluso al admitirlo se veía incómodo, y quizás, también, apenado. No pudo evitar preguntarse si tal vez había perdido a algún amigo cercano aquel día—. Además, es mejor no tomar los restos, por el bien de sus familias.
Eso, él lo entendía muy bien.
Aquella vez, cuando Erwin aún era un novato con solo sueños, alguien había perdido su vida a cambio de la suya, y él jamás había sido capaz de olvidar el rostro contorsionado en dolor que le había mirado hasta que le aplastaron la cabeza entre las mandíbulas de un monstruo.
El Comandante de aquellos días había dicho algo similar en aquella ocasión también.
—Entonces registralos como no encontrados.
—Enseguida, señor —el hombre pausó y echó un vistazo a espaldas de él—. Encontramos varios titanes cerca del bosque, pero ninguno parece dirigirse hacia acá por el momento.
