88. Tras los muros

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CAPITULO OCHENTA Y OCHOTRAS LOS MUROS━━━━━━━━┓ * ┏━━━━━━━━

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CAPITULO OCHENTA Y OCHO
TRAS LOS MUROS
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Los cristales tras la sala del trono en Mitras llenaban la habitación de luz y le arrancaban destellos al suelo de mármol, creando la ilusión de que el trono era mucho más grande y más largo de lo que en realidad era. Desde fuera llegaba el tenue sonido de voces y caballos, tan tenue que podría ser confundido con un sueño.

Historia estaba de pie en la tarima donde se sentaba el trono, su mano apoyada ligeramente en el respaldo, tanteándolo suavemente con la punta de sus dedos y sintiendo el calor que se desprendía de él. No sabía qué hacía ahí cuando se suponía que debía ponerse en marcha con Kenny y cualquier escolta que el comandante Nile le asignara que los acompañaría en su camino hacia Trost, pero de cualquier manera seguía allí.

En su otra mano, que colgaba inerte a su costado, sostenía una hoja de papel que no estaba del todo doblada.

Tal vez era por eso que seguía ahí, escondida en la sala del trono, no queriendo dar la cara ante el resto de sus amigos, o peor, las personas a las que debía gobernar. No sabía bien cómo hacerlo, ir allá afuera y pretender que todo estaba bien. Que todo iba a estar bien. Tampoco sabía si era buena idea decir eso y simplemente dejar ir el resto de las cosas que le molestaban. Krista había sido muy buena al internalizar ese tipo de problemas, pero Historia… Se suponía que iba a ser distinto esta vez.

Detrás escuchó que la puerta se abría y que alguien ingresaba a la sala, los pasos del intruso produciendo sordos sonidos en el suelo de mármol, lánguidos, como los de un cazador cazando a su presa. Incluso sin volverse se dio cuenta de que era Kenny.

—Oi, rubia —la voz hizo eco en la solitaria habitación—. ¿Qué esperas? Tenemos que irnos ya o se hará demasiado tarde.

—¿Tenemos que hacerlo ahora?

Vio a Kenny detenido al pie de la tarima, encogiéndose de hombros. El mismo gesto carente de importancia que le resultaba tan natural e irritante, y había ocasiones en las que ella lo quería sostener de esos mismos hombros y sacudirlo con fuerza y decirle que dejara de ser tan cascarrabias. El comandante Pixis ya había hecho algo parecido hace algunas semanas, y el resultado no fue bueno.

—Bueno… ¿Sí? Se supone que ya está todo. Ymir tiene tu caballo listo —el Ackerman le miró curioso—. ¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Qué tienes ahí?

Ahí siendo la hoja de papel que parecía sostener con fuerza. Historia se encogió de hombros, tratando de imitar la indiferencia que Kenny se esforzaba en poner ciertas veces en ese mismo gesto, e hizo un vago sonido con su garganta.

—Una carta. De Félix. La dejó en el diario y la encontré anoche, pero…

—¿No la has leído?

Historia sabía que, si se atrevía a abrir la boca, lo único que conseguiría salir de ella sería un ahogado sonido que no sabría identificar como un gimoteo adolorido o un sollozo a medio emitir. Lo único que consiguió distinguir anoche de todo lo que estaba escrito en la carta fue una H hasta arriba y nada más verla volvió a doblarla y a guardarla en la misma página del diario en la que la encontró.

Friend of the Devil ━shingeki no kyojinWhere stories live. Discover now