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CAPÍTULO CATORCE TRAICIONES, REGALOS Y SEGUNDAS OPORTUNIDADES ━━━━━━━━┓ ＊ ┏━━━━━━━━
—¿Esto no cuenta como traición?
—Depende.
Era raro, pensó Félix. Hange podría ser una de las personas más leales y más cercana a Erwin justo después de Levi, y era un poco extraño, en su opinión, verla ir a sus espaldas de esta manera. La miró de arriba abajo, tratando de discernir si había algo en su rostro que le dijera qué demonios estaba pasando en su cabeza, pero Hange era dura de descifrar, especialmente cuando ella estaba de humor para nuevos experimentos y tenía hambre de información.
Suspirando, el azabache enterró su mano entre sus cabellos, una ligera capa de frustración permeando parte de su rostro. Hange le sonrió aquella sonrisa suya y se reclinó contra el respaldo del asiento, su vista descansando ahora justo encima del cuaderno abierto en el escritorio.
—Erwin está preparando algo para acorralar a la Titán Hembra cuando vayamos a Stohess. No podemos molestarlo con esta información ahora mismo, especialmente cuando se trata solo de una hipótesis.
Félix parpadeó, echando un rápido vistazo fuera de la habitación a través de la ventana. Afuera había sol y nubes, y varios scouts se encontraban ya fuera del cuartel tendiendo a los caballos o al edificio mismo.
Pensó en la expedición, en la monstruosidad que los había cazado a través del bosque. Pensó en Gunther y en Oluo, y también en Catia. Aún había una pizca de vergüenza ahí, de arrepentimiento, y desde la noche anterior, cuando volvió a la cama, la inseguridad que había sentido durante su aventura fuera de los Muros lo había empezado a consumir.
—¿Saben ya entonces cómo atrapar a Annie?
Hange le miró por largo rato, en completo silencio. Le pesaba su mirada, la manera en la que sus ojos eran oscurecidos por el reflejo del sol en sus gafas que provenía enteramente de la ventana junto a la que estaban. Su posición, pudo darse cuenta, era tensa.
—¿Hange?
—¿Quién es Annie?
Félix alzó una de sus cejas, y finalmente se giró para encararla.
—¿Hah? ¿Cómo que quién es Annie? La Titán Hembra, se supone que están haciendo planes para cuando vayamos a Stohess y-
—¿Quién es Annie, Félix?
Cuando estuvo por responder de nuevo, se detuvo abruptamente.
¿Quién es Annie? Se preguntó, y en su mente fue como si se abriera un enorme vacío del tamaño del agujero en la puerta de Trost. Se congeló por completo y por alguna extraña razón, la boca comenzó a saberle a cenizas. La imagen de la Titán Hembra iba y venía de sus memorias como un sueño casi olvidado, uno bastante horrorífico y lleno de imágenes difusas que pasaban frente a sus ojos como pinturas en un libro.
