69. De pianos y bailes

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CAPÍTULO SESENTA Y NUEVEDE PIANOS Y BAILES ━━━━━━━━┓ * ┏━━━━━━━━

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CAPÍTULO SESENTA Y NUEVE
DE PIANOS Y BAILES 
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Era solo un susurro.

Podía escucharlo incluso desde donde se encontraba de pie, entre las sombras del dobladillo de un mundo perdido entre mundos, oculto entre los espacios donde a veces la luz del sol no alcanzaba a tocar.

Las teclas del piano, presionadas con gesto airoso, no eran nada más que un tenue susurro.

Era un sueño lejano, algo tonto y desgarrador, pero desde donde estaba en pie podía ver los dedos suaves y ágiles moviéndose a lo largo de la extensión de las teclas, presionando una y luego la otra, y cada vez que lo hacía el piano destilaba cada nota con tanto entusiasmo que lo dejaba casi mareado, casi sin aliento. Quería acercarse, quería salir de entre las sombras, abandonar su pequeña esquina en el (su) mundo, y extender su mano para tratar de tocar una, escuchar el sonido que haría, cantar una canción si podía.

Quería hacerlo. Estaba ahí en sus dedos el hormigueo que tendía a aparecer cada vez que quería, porque por supuesto querer era un rasgo común en aquellos que no eran saciados durante tanto tiempo; querían más de lo que su cruel mundo les daba.

La música se interrumpió de golpe y él dejó de respirar, siguió un silencio y luego comenzó de nuevo, y la melodía que salió del instrumento era triste, una dolorosa sensación de anhelo que impregnaba sus sentidos. Se llevó las manos a los oídos y los cubrió con ellas, luchando contra el sonido y apretando los dientes cuando las notas sobrepasaron la frágil barrera que trató de interponer entre ellas, más allá de su deseo de ser sordo para no escuchar el suave vaivén de las teclas y la presión de cada una de ellas causando que la sombría canción fuera tocada.

Eso también dolía, se dio cuenta un segundo más tarde. Porque la verdad es que era un cobarde, y lo había demostrado ya una y otra vez, y de alguna manera, por algún motivo, no le molestaba en absoluto.

Así que no mira. No puede mirar.

La canción pica crescendo, el silencio se detiene, las teclas vuelven a ser presionadas una vez más y el murmullo termina.

Ahí, tras la cortina en su mundo perdido entre mundos, se clava las uñas en la palma de la mano y trata de presionar sus ojos, trata de cerrarlos.

No quería ver, porque él estaba familiarizado con este tipo de sueños; esos que le rompían el corazón cada vez que se veía obligado a sumergirse en ellos, a ahogarse y perderse en ellos y buscar la salida, encontrarse a sí mismo. Esos sueños le rompen el corazón.

No quiere mirar, pero lo hace de todos modos, porque así es como se supone que debe ser. Cuando alza la mirada y se atreve a mirar, hay un par de ojos mirándole desde el banquillo del piano, un mechón de cabello oscuro acariciando el costado de un rostro pálido.

Friend of the Devil ━shingeki no kyojinWhere stories live. Discover now