44. Caso perdido

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CAPÍTULO CUARENTA Y CUATROCASO PERDIDO━━━━━━━━┓ * ┏━━━━━━━━

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CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO
CASO PERDIDO
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—¡Ya estoy aquí! —Hange abrió la puerta con brutalidad—. Espero que no hayan empezado sin mí.

Lo que los recibió fue esto: la habitación iluminada de un tenue tono pálido gracias a la poca luz de luna que se colaba por unas ventanas al fondo de la habitación, con una sola vela en el interior. Las paredes eran de roca, el suelo también, y en el medio de todo ello se hallaba una mesita con un cuenco encima, la solitaria vela encendida a un costado, y una silla.

La silla, de madera vieja con astillas a lo largo de toda ella, tenía a un hombre sentado encima atrapado ahí en el sitio por una cuerda que le rodeaba el torso y otra que mantenía sus pies sujetos a las patas del mueble.

Levi estaba de pie a un lado, un mandil marrón encima y un par de guantes en las manos.

Hange ingresó a la habitación con pasos atronadores y una confianza que había estado alimentando desde Trost hasta aquel lugar. Moblit, a espaldas suyas, titubeaba solo un poco al ingresar.

—No —respondió Levi, sin expresión—. No estoy acostumbrado a esto la verdad.

—¡Yo tampoco he torturado antes, Sannes! —exclamó ella con fuerza, avanzando hasta tomar unas pinzas que Levi le daba—. Así que supongo que aprenderé contigo.

—¡Esperen, esperen! ¡Díganme qué es lo que quieren! —exclamó Sannes, tirando la cabeza contra el respaldo como si aquello fuera a alejarlo de ellos—. ¿Quién tortura antes de pedir nada?

—Tienes razón. Sí tenemos un par de preguntas —dijo Levi—. ¿Dónde están Eren y Historia? ¿Por qué quieren a Historia? ¿Qué es la familia Reiss?

Mientras más hablaba su compañero, más se tensaba el rostro del hombre. Tenía el ojo morado y sangre que le caía hacia la barbilla desde la boca. Ya parecía un cadáver incluso antes de volverse uno.

Pero no hablaba.

Hange apretó las pinzas en sus manos, sus buduklos casi tornándose blancos por la fuerza implementada.

—¡Agh, es muy lento! ¡Y nosotros tenemos algo de prisa!

Tomó la mano del hombre con brusquedad y la alzó hasta dejarla expuesta, como si fuera a pintarle las uñas.

No hizo eso. Colocó las pinzas en la punta de la uña y tiró de ella con tanta fuerza como pudo, arrancándole un feroz grito a Sannes.

—¡Esto es por mi amigo Nick!

.

—Empezaron otra vez.

—Creo que grita más que cuando el capitán estaba solo.

Friend of the Devil ━shingeki no kyojinWhere stories live. Discover now