29. El cuarteto parrandero.

11.9K 942 673
                                    

Nuestra magia se hizo presente y en cuestión de segundos nos encontramos en...

Grants.

Arrugué el gesto.

— ¿Qué carajos hacemos aquí?

—Debemos hacer una parada rápida —comentó Zeus caminando sin siquiera tener piedad de nuestro paso.

Poseidón lo alcanzó primero.

—Deja tus misterios de lado, no es el momento.

El queridísimo Dios del rayo suspiró en corto, sin detenerse.

—Lila nos comunicará el paradero de alguien.

Apenas comencé a caminar en su dirección, ellos ya iban unos cuantos pasos por delante.

—¿Por quién y para qué? —inquirí.

—Un tal Segury.

—Alto. —Me detuve en seco y abrí la mirada, entendiendo lo que suponía el ir con la rubia—. ¿Qué te has vuelto loco? No metas a Lila más en esto.

—Estoy de acuerdo con Hades, la pobre no debería estar en más asuntos celestiales por el momento.

—Por nunca más —Corregí.

—Segury es nuestro atajo a Crono.

—¿Por qué alguien que conoce a Lila sería el que nos guíe con nuestro padre? —dijo Poseidón, teniendo la misma duda que yo.

Zeus se encogió de hombros.

—Misterios de la vida, supongo.

—Nosotros creamos la vida, ahora di la maldita respuesta—Gruñí.

Pero fui ignorado.

Los tres caminábamos hacia la entrada de la casa, aquella que hace tiempo no visitaba. Estábamos cerca y nuestra discusión no pudo continuar. La puerta se abrió y Lila quedó boquiabierta frente a nosotros.

—Ay, carajo...

—Buenas tardes, Lila —Saludó mi correcto hermano Dios del oceáno.

—Díganme que estoy soñando, por favor... —Sus ojos viajaron aterrados por todos los alrededores antes de tomar el jarrón con el que solía regar sus plantas y echarse el medio litro de agua encima— ¡Oh, por los mil demonios !

Mis cejas se inclinaron, mostrando la gran confusión que me abordó. Poseidón solo pudo asombrarse. Zeus no hizo absolutamente nada. 

Las gotas caían sobre el rostro de Lila, su ropa estaba tan mojada que se lograba ver exactamente el estampado de su sostén... eran unicornios.

—No estoy soñando, mierda, no estoy soñando... —Echó su cabeza hacia atrás, mirando al cielo—Por favor, Afrodita, ayúdame para no entrar en pánico, por favor, por favor. Juro que ya no tendré sexo con el raro de la tienda de cómics solo para que me regale las ediciones especiales...

Puse mis ojos en blanco y crucé mis brazos.

—Lila, cállate.

Ella me miró con gran molestia.

—Oh, no. Tú jamás podrás callarme, fuckboy. ¡Retráctate!

Zeus intentó recobrar la serenidad con una gran bocanada de aire antes de hablar:

—Escucha, niña, únicamente estamos aquí por información. Nos la das y desaparecemos.—Sonrío tan carismáticamente fingido como de costumbre.

Lila alternó la mirada entre los tres un par de segundos, antes de cruzar sus brazos y mostrar gran seriedad.

El Olimpo: HADESWhere stories live. Discover now