31. A la guerra, baby.

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Era difícil, lo acepto.

Las cosas habían cambiado, pero mis sentimientos hacia Jade no lo hicieron. El constante deseo y ese amor, golpeaban mi corazón con fuerza.

Estaba molesto, realmente furioso. Zeus me había traicionado antes y pensar que la historia se podría repetir, simplemente me volaba la mente.

No soportaba la idea.

Respiraba una y otra vez para no ir a enfrentarlo. A fin de cuentas, Jade tenía un punto. La manera en que yo me sentía por ella, era la misma que ellos y no fue nuestra elección, simplemente sucedió.

—Inhala, exhala. Vamos Hades, tú puedes...

—¿Ahora hablas solo?

—Mierda, Hestia. —Pegué un brinco—. Me asustaste.

Una sonrisa apareció en ella.

—Justo esa era la intención. Ya dime, ¿por qué actúas como mujer en labor de parto?

—Bueno, creo que terminé lo mío con Jade; lo que sea que teníamos.

Sus ojos se ensancharon, el asombro que sintió fue genuino.

—¿Tú hiciste qué cosa?

—No me hagas repetirlo.

—Pero, pero... —Su mirada asaltó nuestro alrededor antes de susurrar— ¡¿Por qué?!

Fruncí el ceño.

—Corrígeme, pero creí que la noticia te alegraría.

Ella negó lentamente hasta que su movimiento se volvió tan fuerte, que parecía que su cabeza se le despegaría del cuerpo.

—No, es decir, ella no me agrada. Ew. Pero ella es, es... ¡la amas! ¿Por qué la dejaste ir?

—No la dejé ir simplemente. Me confesó que Zeus la besó y ... —Arrugué el gesto cuando la furia me abordó. Decirlo en voz alta era una mierda—. No puedo, Hestia.

Su semblante cambió, pude sentir su compasión y eso me molestó aún más.

—Hermano, sucedió una vez, pero eso no significa que se repetirá.

—Está enamorado de ella, Hestia. Si se atrevió a hacerlo con Perséfone, que le importa una mierda, ¿qué piensas que puede suceder ahora?

—Pero ella está contigo.

—¿Por cuánto más lo estaría? Últimamente se han vuelto cercanos y mi relación con ella ha cambiado. No es la misma Jade, todo es diferente. Las cosas se están jodiendo y, llámame cobarde, pero no quiero estar ahí para recibir el impacto. Me niego.

Triste y desgraciadamente, el hecho de haber terminado lo que sea que tenía con Jade no significaba que el loco amor que sentía por ella desapareciera. Seguía ahí, latente.

Nuestra conversación se vio interrumpida cuando la única persona de todo el universo a la que querría sino hasta milenios más tarde, atravesó las puertas.

—Hades, necesitamos...

—Zeus, vete.

Su ceño se frunció con descaro.

—Contigo no estoy hablando, hermana.

—No me importa, Zeus. Hades está indispuesto. ¡Largo!

—¿Indispuesto? Indispuesto mis... —Me miró, pude ver cómo su rostro se relajó, tomó aire antes de poner sus ojos en blanco—Te contó que la besé, ¿no es así?

No dije nada, decidí ser un Dios bueno, un Dios bien portado, un Dios pacifista y mudo.

Sí, ya sé.

El Olimpo: HADESWhere stories live. Discover now