.No Puedo. Diecisiete de febrero 3 meses después del secuestro

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Las cosas aquí han cambiado y ya nada es igual. Parece ser que papá logró reconstruir su vida durante el tiempo que yo estuve secuestrada. Ahora vive con su socia del bar, Deborah, y los hijos de ella: Elián, Evan y Evie.

Y no sé si esto me molesta o me alegra.

No fue gracias a él que me encontraron, sino que, por lo contrario, fueron los padres de Caitlyn los que se movilizaron para que se efectuara la investigación.

Mi familia ya me había dado por muerta.

Dejaron de buscarme al mes de mi desaparición, y todas las fotografías de mi rostro fueron eliminadas de los medios de comunicación. Ya no había patrullas ni gente dispuesta a encontrarme.

En el pueblo donde vivo y he vivido desde pequeña, todos hablan y chismorrean sobre lo que me pasó. Es desagradable tener que andar por la calle y escuchar comentarios parecidos a:

«Ella fue la que estuvo secuestrada».

«Pobre muchacha... tanto tiempo encerrada».

«A saberse lo que le hicieron».

Me miran con lástima y ya no son capaces de verme como Kaylee, sino que me observan como la chica que fue secuestrada.

Además, no ayuda en absoluto que la mayoría de ellos tengan a su alcance los diarios donde se publicó la búsqueda y como me encontraron, con todo lujo de detalles e incluso alguna que otra fotografía.

La abuela no me deja salir sola a la calle, siempre tengo que ir acompañada; tiene miedo de que me vuelva a ocurrir.

Y yo también.

Parece que todo en mi vida se resume en miedo.

—Kaylee —me llama Evan—. Oye, mi madre dice que te vayas preparando. En diez minutos te llevo a la terapeuta... ¿Estás bien?

Es único de la casa que sigue preguntándome lo mismo, mientras que el resto finge que lo que viví solo es parte de una mentira.

¿Estás bien?

¡Claro que no! Estoy hecha una mierda.

—Ahora voy.

Él asiente y se mete el último trozo de sándwich en la boca.

—¿Tienes hambre? Puedo prepararte algo para el camino.

Parece tan exhausto como yo me siento.

—No.

Tengo los ojos irritados por la falta de sueño y noto como me escuecen, pero me niego a llorar.

Miro la gran puerta acristalada antes de dar un paso.

Uno.

—Tómate tu tiempo —dice, abriendo la puerta y dejando entrar los rayos de sol a la superficie del recibidor.

Solo tres pasos más y estarás fuera, Kaylee, solo tres. Y cinco más y estará en el coche.

Evan me dedica una sonrisa antes de salir fuera y abrir su coche.

Solo tres.

La expresión perversa de sus ojos, la sonrisa de medio lado y esa mancha de nacimiento, todo en él daba un aspecto siniestro capaz de helar mi sangre...

¿Lo habrán detenido?

¿Habrá conseguido escapar y capturar a otras mujeres?

Dos.

¿Y si regresa a por mí?

No puedo.

No puedo.

No puedo.

No puedo hacerlo.

Corro escaleras arriba hasta llegar a mi cuarto y encerrarme en él.

No puedo hacerlo.

No. Puedo. Hacerlo.

Me hago un ovillo sobre mí misma, apretando mis brazos alrededor de la gruesa y holgada sudadera gris, cuando escucho unos pasos amortiguados que consiguen que la bilis suba por mi boca.

No, el hombre no está aquí.

Relájate...

No puedo.

—Kaylee... —susurra Evan, acercándose más a mí. Alzo mi rostro y lo miro; sus labios están apretados y en su mano sujeta un sándwich como el que se estaba comiendo. Trago saliva—. Tienes que comer.

Los dedos de mis pies están tensos y mis parpados bajan y suben con extrema lentitud.

¿Me secuestró por diversión o simplemente porque así sintió que debía hacerlo? ¿Y si ahora su vida sigue como si nada? Puede que parezca una persona normal y de fiar, pero lo que yo viví me hizo entender que sus estados de ánimo cambiaban de un instante a otro, revelando en cada momento el monstruo del que estaba hecho.

—No puedo hacerlo —admito con el corazón en un puño.

Durante años creí poder leer bien a la gente.

Estaba equivocada, en las personas no hay nada que sea simple y evidente.

Mis mejillas empiezan a humedecerse rápidamente, sin embargo, ningún sonido se escapa de entre mis labios o nariz.

No puede oírme, no puede encontrarme.

Kaylee; Entre Nosotros [TERMINADO] (COMPLETA)Where stories live. Discover now