Capítulo 33. ¿Y si todo fue un sueño?

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¿Qué acaba de pasar?

Maya lleva como media hora removiendo su cola con gin-tonic con hielo y pajita sin apenas pestañear ni hablar y retorciéndose el mismo mechón de pelo, y está empezando a sacarme de quicio. Le sirvo la copa a uno de los clientes más habituales que viene al bar de papá cada noche y me acerco a mi mejor amiga suspirando.

—Está buenísimo —señala, mirando a Zach, uno de los diez trabajadores.

Parpadeo varias veces hasta que noto como un líquido escurridizo empapar mis manos.

Mierda.

—¿Estás despistada? ¡Kaylee!

Mueve su mano frente a mis ojos.

Trago saliva.

—No, no es eso... Es que... Maya, ¿crees en las premoniciones?

—¿A qué viene todo esto? —Apoya sus codos sobre la barra—. Amiga, parece que has visto un fantasma... Por tu bien te digo que debes superarlo. Tu madre no regresará jamás y no puedes seguir sumida en el mundo de tu padre, intentando protegerle —alude, ladeando su cabeza para parecer sesuda—. Pasa página. Él ya es mayor... No hagas que todo tu mundo gire a su alrededor olvidándote de ti misma y dejando de lado tu propia vida... —Le da un pequeño sorbo con la pajita y sigue mirándome—. Y déjate de premoniciones, por dios, disfruta de la vida porque te urge, de veras.

Apoya una de sus manos sobre la cadera y me mira con los ojos bien abiertos. Su móvil vibra y antes de poder leer quién le llama, ella lo coge con rapidez y me dedica una sonrisa de dientes en forma de «disculpa, pero alguien más importante me llama».

Mierda, esto no puede estar volviendo a ocurrir.

Sin dejar el móvil, se dirige a mí.

—Kaylee, es mi novio, me espera y debo irme —me informa. Se acerca a mí y me tiende un beso en la mejilla—. ¿Qué tal estoy?

Agarro de golpe su muñeca, manteniéndola justo frente a mí. Mi amiga o, mejor dicho, mi melliza, parece confundida y molesta cuando se zafa, haciendo que su móvil caiga al suelo.

—No puedes irte, Maya.

—Kaylee, me estás asustando... —Sacude su cabeza—. Al terminar tu turno, ¿nos vemos en la calle continua a esta...? ¿O mejor debería decirte que necesitas horas reparadoras de sueño?

Salto sobre la barra y agarro sus hombros.

—Maya, debes escucharme.

Mueve una de sus manos.

—Kaylee, en serio, detente. Me estás empezando a dar miedo.

Esboza una mueca.

—Maya.

—¡Basta! —me grita. Zach me mira al igual que lo hacen varios más—. Basta —repite, alejándose.

Me echa una última mirada antes de salir por la puerta. Yo trato de alcanzarla, sin embargo, alguien me frena.

—Ahora no puedo atenderte —medio grito, saliendo a la calle, no obstante, me agarran con fuerza del brazo—. ¡He dicho que...! —Al voltearme para encarar a la persona que me frena, me encuentro con el rostro de Deborah—. No, esto no puede estar pasándome.

—Disculpa, señorita, estoy buscando a Stone.

—Disculpe, señora, pero esta vez usted no va a alcanzarme. —Sus cejas se enarcan—. Pagará por todo el daño que va a ocasionarme y ya me ha ocasionado, lo juro.

Me despego de su agarre finalmente saliendo a la calle. La luna está llena y brillante, y hay algo en el ambiente que provoca en mí escalofríos.

—¡MAYA! —grito al no verla—. ¡Mierda!

Kaylee; Entre Nosotros [TERMINADO] (COMPLETA)Where stories live. Discover now