.Normal. Diecisiete de Mayo 6 meses después del secuestro

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Después de mi rescate, la abuela y papá tomaron la decisión de que yo debía acudir a una psicóloga.

Al principio me negué, pero después de mi intento de matarme, me obligaron a asistir a sus terapias de forma obligatoria. Me arrastraron fuera de casa y, tras un ataque de pánico donde tuvieron que volver a llevarme a casa y medicarme hasta olvidar en qué día estaba, la psicóloga empezó a venir.

Vas a superarlo —prometió.

Me volví dependiente de esas pastillas que, supuestamente, eran para mi depresión, sin embargo, en vez de ayudarme, lo único que hicieron es que quisiera volver a quitarme la vida en tres ocasiones más; corté mis venas esperando a desangrarme, consumí más pastillas y en la última de esas veces me encerré en el garaje y traté de matarme con la inhalación de monóxido.

Para muchos, pasé de ser la chica que había sido secuestrada a ser la loca que trató de matarse.

Y en el lugar donde vivo, yo soy esa chica.

No me miran como si fuera una persona, no me miran como a una joven, y tampoco ven cuál fue mi sufrimiento... Solo se dejan llevar por el estúpido enjuiciamiento, pero no puedo culparlos: yo también los tengo.

Soy la chica a la que creen que violaron.

La chica que fue sumisa a su secuestrador y la que no trató de escapar por miedo, la que estaba aterrada todos los días y aprendió a llorar en silencio.

Soy la chica a la que todos señalan.

¿Quizás fue mi ropa la que me llevó a ser secuestrada? ¿Quizás por mi rostro? ¿Hice algo para merecerlo? ¿Lo provoqué yo? ¿Los incité? ¿Caminé por el paraje equivocado?

No me han dado otra opción: o asisto a terapia, o voy a acabar con mi vida... Y no es que no valore mi vida, sino que estoy cansada de vivir sintiendo que no quiero vivir, que mi desesperación y sufrimiento no tienen fin.

No quiero seguir viviendo de este modo.

Ya no.

La doctora Estelle, después de intensas charlas efectuadas por ella, de explicarle como me siento y como veo la situación, le ha recomendado a mi padre que yo debo de alejarme de este pueblo y empezar una nueva vida. Dice que desprenderme del entorno en el que estoy ahora, puede ayudarme a superar mis temores.

Cree que es lo mejor que puede ocurrir.

Pero me da rabia que ella y papá hablen de mí como si fuera una cría de diez años y, de hecho, me tratan así... Conversan a escondidas pensando que yo no los escucho, tramando la forma o el medio para curarme, pretendiendo que yo vuelva a ser normal.

Normal.

Aunque en esto de irme es lo único con lo que estoy de acuerdo.

Irme de aquí, en cierta manera, será el principio de sentirme válida, de dejar de ser la chica, y que solo me conozcan por mi nombre, no mi pasado, y no estar controlada por nadie... Sin embargo, no sé si en el fondo estoy preparada para este gran cambio.

¿Lo estoy?

Únicamente hay una manera de averiguarlo y es marcharme de este pueblo como siempre he querido... La única diferencia es que no va a ser del modo en el que lo soñé.

Maya no estará conmigo.

—¿En qué piensas? —indaga Evan a mi lado.

Evan esta mañana decidió invitarme a un helado. Trajo una terrina de un litro de vainilla y hemos dejado que se derrita mientras permanecemos sentados sobre el capó de su coche, dentro del garaje, para disfrutar del aire que se cuela por la entrada del mismo.

Evan lleva una camiseta de botones y jamás se abrocha del todo. Suele dejar un botón más abierto de costumbre.

—En Maya.

Lo miro.

Siempre está de buen humor.

Indudablemente, Evan es mono. Desde que fui rescatada, no me ha dejado ni un momento sola durante el día y, las noches en las que grito por mis pesadillas, suele quedarse a dormir en la cama que era de su hermana mayor Evie. Incluso pidió un tiempo en sus clases de natación para poder estar más tiempo junto a mí, tras el incidente de mi último intento de suicidio.

—Verás como todo mejora.

Kaylee; Entre Nosotros [TERMINADO] (COMPLETA)Where stories live. Discover now