Capítulo 2. Whiskers

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Un golpe retumba por todo el apartamento y me hace despertar de sopetón. Cuando abro los párpados, esbozo una mueca al mismo tiempo que me levanto de este, escuchando como el impacto proviene de la entrada principal.

¿Están intentando entrar?

Sin pararme a pensar, cojo la lámpara que está sobre una mesita de color caoba y me acerco a la puerta, miro por la mirilla, pero no se ve absolutamente nada, ni siquiera veo el rellano, así que hago aquello que se suele hacer en las películas: abrir.

Mi subconsciente me dice que no lo haga, que quizás puede ser un asesino en serie que viene a matarme, pero mi mano actúa por libre y hago rodar la llave. Al abrirla, una gran caja se derrumba cayendo delante de mí.

Salgo, lámpara en mano —por si acaso—, y camino en silencio hasta la otra puerta. Mirando hacia arriba puedo percibir las pequeñas cámaras de seguridad a lo largo de las paredes, probablemente instaladas cuando construyeron los apartamentos.

Echando un vistazo hacia mi derecha, oigo el agudo grito de una mujer y empiezo a respirar con más fuerza.

Y luego hay otro grito. Y otro, y otro y...

¿Están teniendo sexo?

Al presionar la oreja en la puerta, escucho todavía más el pum, pum, pum de algo golpeando la pared y el entrecortado grito de una chica una y otra vez.

Mi boca se seca repentinamente, cuando la lámpara cae al suelo y los sonidos se detienen. Me escabullo hacia atrás, tropezando con la caja que yace frente a mi puerta.

Diez pasos.

Diez pasos es lo que me separa de la puerta del vecino.

Justo en este momento, oigo la puerta abrirse, así que corro hacia mi apartamento, escondiéndome detrás del marco y olvidándome de la lámpara.

—¡Disculpa! ¿Te has hecho daño?

No puedo articular palabra y lo único que logro hacer es suspirar.

—¿Eh? —digo.

—Perdona.

Cierro mis ojos y los vuelvo a abrir.

Dos manos grandes asoman por el hueco de mi puerta, abriéndola. Tras ella, aparece el rostro de un chico con el pelo castaño claro tapado por una gorra de los Yankees y con varias manchas de suciedad esparcidas por toda su cara. Tiene dibujada una pequeña sonrisa de dientes mientras que sus ojos ámbares me miran fijamente.

Uno de sus pies está dentro del lugar seguro.

Avisto sus pantalones desabrochados mientras una gota de sudor se desliza por mi cuello.

—Lo siento. No pretendía molestarte. —El chico ladea la cabeza y deja la lámpara a su izquierda, justo cerca del ascensor... ¿Cuándo la ha recogido?— Me estoy mudando y decidí tomar un descanso. Perdón, soy un desastre... ¿Te he despertado? —¿Cómo sabe que estaba durmiendo? Una de sus manos se sube y queda tendida a la altura de las mías—. Soy Jace, tu vecino.

Lo oigo respirar una risa tranquila, y levanto la vista al ver una sonrisa condescendiente en sus ojos. Después mi mirada queda fija en su mano...

¿Qué se supone que debo hacer? ¿Le tiendo la mía? Pero... ¿Y si me hace daño? No, no, no... No le puedo dar mi mano. ¿Le digo mi nombre? Tampoco. Ya sabe mi dirección, no puede saber más datos sobre mí.

Una joven morena se mueve en su piso, entrecerrando la puerta antes de que pueda verle el rostro.

Sería demasiado arriesgado...

Kaylee; Entre Nosotros [TERMINADO] (COMPLETA)Where stories live. Discover now