Capítulo 4. No aceptes comida de desconocidos

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—Para... No... No... Corre... ¡Corre! —jadeo, entre las sábanas de la cama, notándome húmeda y sudorienta cuando abro los ojos. Suspiro al darme cuenta de que solo estaba soñando—. Maldita sea...

Me quedo sentada en la cama un largo rato mirando fijamente una de mis bambas que están junto al armario empotrado y refriego una de mis manos contra la colcha. A los pocos minutos, me levanto del sofá, me pego una ducha mañanera energizante, me maquillo, me visto y trenzo mi pelo, y como no tengo comida ni en la nevera ni en ningún armario, cojo el bolso, las llaves y salgo del edificio, pero antes reviso que no me haya dejado algún grifo abierto, que los aparatos estén desconectados y no haya nada que pueda crear incendios o inundaciones.

Por suerte, a esta hora no hay mucha gente por las calles, ya que la hora punta hace rato que acabo y la mayoría ya está en sus trabajos o en clases, no obstante, todavía viendo las pocas personas que andan por ahí, no me siento lo suficiente segura, así que opto por llamar a Caitlyn.

Ella hoy también tenía su primer día de clase después de nuestro secuestro.

—Buenos días.

—Hola, Kaylee —saluda, con su voz aniñada y dulce que la caracteriza.

—¿A qué hora empiezas las clases? —pregunto.

—En diez minutos. Papá me llevará. ¿Y tú?

—Estoy de camino a la uni.

—¡Marco! Deja de molestarme.

—¡Quiero saludar! —grita el hermano pequeño de cuatro años de ella—. Hola, Lee.

Me río al escuchar su vocecita.

—Buenas, campeón.

—¿Qué tal te está yendo todo en New Haven? ¿Es bonito?

Bueno, tampoco es que haya tenido tiempo de saber si New Haven es bonito...

—Es... Tiene su encanto.

Mil quinientos ocho.

Paso todo el camino hablando con ella, asciendo las escaleras que dan acceso a la entrada principal y empujo la puerta entrando. Me deslizo por los pasillos y subo a la planta dos, dónde, supuestamente, está el decano que me dirigirá el tiempo que esté viniendo aquí.

Tres mil seis.

—Cuando salga de aquí, iré a comprar comida o alguna guarrería porque tengo un hambre...

—¿No has desayunado? —pregunta, riéndose todavía de mi primer encontronazo con mis vecinos.

—No...

Mi mirada sigue fija en el suelo, y después de darme cuenta de que me he equivocado de escaleras, doy la vuelta para bajar y subo por la otra escalera que hay, me quedo frente a la oficina del decano, no obstante, cuando voy a llamar, la puerta se abre haciéndome tambalear.

—¿Lee?

—He tenido un problema, después te llamo, adiós. Te quiero.

—Y yo.

Cuelga y guardo el móvil en la parte trasera de mi pantalón para después posar ambas manos sobre mi nariz.

—¿Est...? Wow, Kayllie.

Mi odioso y ya molesto vecino se ríe.

Lo miro y lo fusilo.

—Mi nombre es Kaylee... ¿No deberías estar en clase? —comento molesta.

—¿Y tú?

Él sigue riéndose.

—He preguntado primero.

Kaylee; Entre Nosotros [TERMINADO] (COMPLETA)Where stories live. Discover now