Capítulo 31. ¿Finales felices?

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Sonidos de máquina, un estruendo en mi cabeza y un leve pitido hace que despierte encontrándome con mi padre, su mujer y Eilán en la habitación; mi padre a mi lado y Deborah y su hijo al fondo, sentados en la butaca.

—¿Cómo te encuentras, cariño? —pregunta papá con deje de preocupación—. Te han dado un gran golpe.

—M-m-mamá...

Mi padre deja de sujetar mi mano y se pone rígido al instante.

—¿Qué estás diciendo, Lee?

—He visto a mamá... Está viva y aquí, en New Haven —susurro —. Debes ir a buscarla, no dejes que huya de nuevo... Por favor, papá, no permitas que me abandone otra vez —suplico, tratando de sentarme—. Será demasiado tarde...

—Creo que estás delirando, Lee, el golpe fue muy fuerte. —Arquea sus cejas con preocupación—. Iré a hablar con el doctor.

—No, debes impedir que se vaya...

—Cariño...

—No, papá —sollozo. Él me mira alejándose de la camilla, cuando Deborah y Eilán se levantan—. Deborah, tú también la has visto... Has hablado con ella y teníais un trato. Díselo a papá... Debe creerme...

Deborah mira a mi padre con pesar y tristeza, como si lo que yo estuviera diciendo fuera una mentira por los efectos del sedante.

—Creo que tiene algo mal en su cabeza. Eilán, acompaña a Jacob a hablar con el doctor —le ordena la mujer de mi padre a su hijo—. Yo me quedaré con ella.

Mi padre duda, no obstante, acaba cediendo.

—Está bien.

Y antes de salir de la habitación, mi padre me dedica un último vistazo.

—Deborah, sabes que no estoy mintiendo, sabes que es verdad. —digo.

Ella sonríe de forma descarada y se acerca a mí sentándose en el borde de la cama con una sonrisa.

—Ay Kaylee... Pequeña Kaylee... ¿De verdad creías que ibas a tener un final feliz? No te tomaba como tan ingenua.

Su mano se traslada hasta la aguja del gotero que tengo en mi brazo y me la aprieta.

—Me haces daño... —me quejo, removiéndome. A ella no parece importarle—. ¿Por qué no dices la verdad? Estabas al lado de mi madre —lloriqueo.

—¿Quieres saber la verdad o vas a ponerte a llorar como la débil que eres?

Trago saliva mirándola con rencor y rabia.

—Quiero saberlo todo...

—¿Por dónde debería empezar? Ah sí. Es muy fácil, más de lo que creía debo admitir —aclara—, llegar a tu padre, por no hablar de tu abuela. En ese bar había muchos que te querían por ser la hija de Jacob y Anastasia... Eres preciosa. Solo tenía que encontrar a alguien dispuesto a secuestrarte y convertirte en su muñeca a cambio de dinero. ¿Recuerdas al hombre canoso que exclusivamente quería que tú le sirvieras? Venía cada noche al bar.

—Sí, fue él el que me secuestro y destrozó mi vida —digo con asco y exasperación—. Evie me contó, pero nadie lo ha visto jamás.

Exhala y mira hacia el techo esbozando una mueca.

—Ese hombre únicamente hizo el trabajo sucio. Jacob estaba en la mierda, metido en el alcohol porque su mujer lo había abandonado por su aquelarre y, él, había quedado solo y desolado. Pobre hombre —dice, fingiendo falsa lástima—. Cuando cosas malas suceden, hasta el ángel más bueno sería capaz de caer en las redes del mismísimo Satanás y perder la cabeza. La debilidad hace que las personas crean en los que le regalan la oreja. Ese fue el perfecto momento para introducirme en tu familia, Kaylee. Tu abuela lo único que desea es dejar de ser conocida en el pueblo por el apellido que nombra a tu abuelo y ser reconocida entre su aquelarre por algo más que la guardiana. Necesita que alguien reconozca sus méritos —menciona—. Yo tengo medios para hacerlo y, de hecho, fui yo quien contrató a su abogado. Fácil. Los Stone siempre habéis sido muy cobardes.

Kaylee; Entre Nosotros [TERMINADO] (COMPLETA)Where stories live. Discover now