Capítulo 28. Mi secuestro

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Ella arruga la nariz y me mira confundida y estupefacta.

—¿Acaso has sido secuestrada más de una vez? —pregunta, y yo asiento—. Desconozco por completo este dato.

Se inclina hacia delante, dejando sus codos apoyados en la mesa que nos separa.

Suspiro.

—Seguro que mi abuela o mi padre le dijeron a la Doctora Estelle que no documentara mi primer secuestro.

—¿Por qué harían eso?

Tomo aliento y aparto el pelo de mi cara.

—Porque eso implicaría que quedara emborronado el nombre de mi familia, y en un pueblo pequeño, todo acaba saliendo a la luz. —Muerdo con nervio mi labio inferior—. Más si es de una zona de alto dinero.

Sus ojos se encuentran con los míos.

—¿Cómo fue?

—Yo tendría unos seis o siete años, y una noche que era muy oscura, mi madre me despertó muy agitada...

—Kay, cariño, levántate —me dice mamá con su sonrisa tierna, pero a diferencia de otras veces, sus ojos están llenos de miedo.

—Todavía es oscuro, mami.

—Tenemos que irnos. Venga levántate.

Me destapa y con el pijama de estrellitas que el abuelo me regaló, mamá me coloca mi abrigo favorito. El rosa. Me coge de la mano y me dice que no haga ruido mientras bajamos las escaleras, pero antes cojo a Bobby, mi osito.

Me dirige hasta el coche, me coloca en el asiento y me ata.

—¿Papi no viene con nosotras? —siseo.

Mamá me mira y acaricia mi rostro.

—Papá todavía tiene que dormir.

La noche está helada, el asfalto cubierto por una pequeña película de hielo.

—¿Dónde vamos? Tengo frío.

—Vamos a... a visitar a la abuela, ¿sí?

Me coloca una manta que siempre solemos tener en el coche y tapa mis piececitos, después cierra la puerta y se pone delante del volante. Me mira a través del retrovisor y me sonríe.

No entiendo nada.

Mamá siempre dice que no se puede salir de casa descalza, sin lavarse la cara, los dientes y las manos. También que está prohibido salir de noche porque hay lobos fuera y el Coco. Casi nunca me he despertado tan pronto, como mucho aquel día que mami me tapó con una venda y me llevó al bosque para darme una sorpresa... Recuerdo que yo estaba asustada, pero ella me prometió que me gustaría, sin embargo, me quedé dormida y me trajo de vuelta a casa. Y papá siempre dice que hay que dormir lo suficiente para que el cuerpo pueda regenerarse.

—Duerme un poquito, cariño, vamos a realizar un viaje muyyy largo, y necesitas reponer energías.

Muevo mi cabecita de arriba abajo y sonrío mientras cierro los ojos, apoyándome en mi silla, y me duermo por completo.

—Kaylee... ¿Por qué huyáis esa noche? ¿Por qué tu madre tenía miedo? ¿A quién le temía? ¿A tu padre?

—Era la llave de su libertad.

Pasa mucho rato y horas cuando me despierto, percatándome de que está amaneciendo, sin embargo, todavía está oscuro.

Creo que he hecho algo malo. He contado hasta 3.001 lunas y mamá no ha vuelto todavía... El coche está parado en una gasolinera y estoy sola.

Kaylee; Entre Nosotros [TERMINADO] (COMPLETA)Where stories live. Discover now