Isabelle es una niña pequeña que, por desgracia, presenció el asesinato de su madre. En aquel momento, oyó al asesino mencionar el nombre de Sherlock Holmes. Gracias a ello, emprende su búsqueda para resolver el homicidio de su madre. Isabelle entra...
—¡¿Qué diablos hacen aquí Scotland Yard?! —Gritó furiosa Isabelle Holmes mientras miraba a todos los oficiales—. ¡¡Este es mi caso, váyanse!!
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—¡Holmes! —gritaron a sus espaldas y ella suspiró amargó al reconocer esa voz.
—Hopkins —habló molesta mientras se volteaba—. ¿Por qué está todo Scotland Yard está en mi escena del crimen?
—Cálmate Bell...
—¿Calmarme? —interrumpió—. ¿Cómo quieres que me calme, si pides mi ayuda y luego me traicionas trayendo toda tu unidad?
La pelirroja agente Gabrielle Hopkins suspiró con amargura, sabía que Isabelle estaba furiosa y no sería fácil controlarle.
—Escúchame Bell, sé que no te gusta que meta a toda mi unidad pero sabes que tengo que hacerlo —Ella resopló molesta—. Solo deja que hagan lo suyo y te regreso la escena del crimen.
—Bell, hazle caso —escucharon detrás de ellas, ambas se giraron y miraron a una joven muchacha rubia—. Sabes que después de esto es todo nuestro.
Bell bufó molesta.
—¿Rosamund? —preguntó Hopkins sorprendida—. Creí que no estabas aquí.
—Hola Gabrielle —respondió con una gran sonrisa—. Sí, andaba revisando las cosas personales de la víctima.
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—¿Gabrielle? —Preguntó confusa Bell—. ¿Es así como te llamas?
Ambas la miraron muy confundidas.
—Ese es su nombre —dijo Rosie confusa.
—¿De verdad?
—Sí, Isabelle. Así me llamo —contestó Hopkins furiosa.
—Interesante... pero no importa. Saca a tu unidad —ordenó.
