Capítulo 49 No es un Adiós, es un Hasta Pronto

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—¡Papá! —exclamó Bell una vez llegó a la puerta del 221 de Baker Street. El detective, junto a al Doctor Watson, iban bajando del taxi donde venían. La niña, quien llevaba en brazos a Rosie, tenía en una de sus manos un maltratado y manchado sobre—. ¡Papá, es para ti!

—¡Ya voy! John, págale al taxista.

—P-pero y-yo —balbuceó el Doctor, el detective cerró la puerta del taxi y se dirigió hacia las niñas. John suspiró y buscó su cartera para realizar tal acción.

Sherlock llegó con las niñas y Bell le entregó el sobre, le analizó minuciosamente, descubriendo que tenía mucho tiempo guardado. Sin esperar más Sherlock le abrió y miró su contenido, había un DVD.

—¿Qué es eso? —inquirió John una vez se acercó a todos.

Su amigo no respondió, sacó el DVD y atónitos vieron plasmado un escrito familiar. 

"¿ME EXTRAÑASTE?"

"¿ME EXTRAÑASTE?"

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—¿Sherlock...? —soltó aterrado John, la niña también le acompañó en su sentir.

—Entren... ¡Ya! —gritó y todos obedecieron.

Llegaron al 221B, Bell acomodó a Rosie en su porta bebé y miró aterrada a su padre y tío.

—Sherlock, ¿acaso esto es...?

—No lo sé John —interrumpió—. Tenemos que reproducirlo.

El detective le entregó el DVD al Doctor y este obedeció y tan pronto encendieron el televisor la imagen de Mary apareció, sorprendiendo a los presentes.

—¡¡Tía Mary!! —exclamó la niña.

—¡Mamá! —continuó Rosie, los adultos y la niña se admiraron del como la reconoció.

Hola —saludó sonriente Mary—. Antes de que comiencen a especular, no, este vídeo no es para decirles adiós, al contrario, es para decirle lo mucho que les conozco y amo. Si un día no llegó a estar, sé en qué pueden convertirse los dos. Un adicto que subsiste resolviendo crímenes y un Doctor que nunca regresó de la guerra, pero ¿acaso les importara esa realidad? Yo sé que no. Lo que importara, desde el comienzo hasta el final, serán las historias, las leyendas, y el sin fin de aventuras que seguirán en sus vidas, ahora con dos nuevas aprendices —ante ello, Bell sonrió y abrazó a Rosie—. Deben seguir adelante, olvidar la penumbra del pasado e iluminar el futuro próximo que llega a ustedes, los mejores y más sabios hombres que he conocido; mis chicos de la calle Baker. Como les dije, esto no es un adiós, será un hasta pronto en esta nueva aventura.  

~~~

La enorme puerta metalizada se abrió, Sherlock junto a Enola entraron a la habitación de Eurus en Sherrinford. En unas sillas, junto al cristal, se encontraba Mycroft, el señor y la señora Holmes. La niña corrió abrazar a sus abuelos, quienes le recibieron con gran amor y cariño. Mycroft y Sherlock se saludaron con un leve asentimiento de cabeza y observaron a sus padres con su nieta. El detective bajó su maletín, le abrió y sacó su violín.

Eurus yacía sentada, dándoles la espalda; sus padres y su hija le miraban, al igual que sus hermanos. Toda la familia estaba reunida. El detective empezó una pieza musical que era diferente a las que solía tocar para su hermana. Mycroft identificó la pieza, la había escuchado hacía más de un año y era para alguien muy especial.

Eurus se dejó complacer por la melodía y la cual había reconocido. Se alzó de su lugar y tomó su violín, se giró y observó a su familia. Eurus llevó el violín sobre su mentón y siguió el ritmo que su hermano había comenzado. Mientras la música alegraba el lugar, la pequeña niña dedujo aquella pieza musical. Era para ella. Era la composición que le había pedido a Sherlock para su primer año en Baker Street.

Con una grata sonrisa Enola miró a su madre y tío dedicarle aquella hermosa y dulce melodía que al fin pudo escucharle y le adoro con un grato y gigantesco amor.

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La Niña que llegó al 221B de Baker Street. 【E D I T A N D O】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora