Capítulo 11 Nictohilofobia II

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—¿Qué promesa? —insistió el doctor.

—John... —habló sereno Sherlock— ¿Podrías recoger los papeles que están en la mesa?

Watson volteó confundido a mirar a su amigo.

—Sí, ¿pero de qué promesa habla?

—John —continúo con una sonrisa fingida—. Por favor.

Extrañado ante esta situación, John no le quedó más que obedecer e ir por los papeles solicitados. Al darse la media vuelta, y estar en una suficiente distancia, Sherlock borró aquella sonrisa y delirante volvió a ver a la niña.

—Estuviste despierta —mencionó mientras se acercaba a ella—. Estuviste despierta en todo momento. Desde el momento que llegamos a la estación hasta arribar al hotel —Bell se limitó a observar nerviosa a Sherlock—. Calculaste cada momento. Sabías que John me pediría ayuda, sabías que no tomaría la opción de las maletas, que escogería llevarte a ti, pero la verdadera interrogante es: ¡¿Por qué lo hiciste Isabelle?! —a voz baja exclamó.

 Sabías que John me pediría ayuda, sabías que no tomaría la opción de las maletas, que escogería llevarte a ti, pero la verdadera interrogante es: ¡¿Por qué lo hiciste Isabelle?! —a voz baja exclamó

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La niña no pudo contestar y sintió un nudo formándose en su garganta, cerrándosele poco a poco. Lo único que podía hacer era mirar a Sherlock, quien de verdad, estaba enojado al grado de explotar.

 Lo único que podía hacer era mirar a Sherlock, quien de verdad, estaba enojado al grado de explotar

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—¡Contéstame! —exigió, al no obtener respuesta.

Bell agachó su cabeza y trató que las lágrimas no salieran pero por más que intentó no lo logró.

Las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas haciendo que Sherlock escuchara aquel leve llanto y se preocupara un poco.

—Isabelle... para.

John regresó con ellos y sorprendido miró lo que parecía ser un regaño.

—¿Qué diablos estás haciendo Sherlock? —inquirió exasperado. El detective se alzó y miró a John, para cruzar ambas miradas—. ¿Sherlock, que está pasando? —pero el detective no contestó—. A-acaso, ¡¿Isabelle está llorando?!

Él se mantuvo en silencio y los sollozos de la niña iban en incremento. Con toda la rapidez que John logró emerger, se acercó a la pequeña y le abrazó.

La Niña que llegó al 221B de Baker Street. 【E D I T A N D O】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora