Capítulo 9 Palacio VS Castillo

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—Y bien, Mycroft, ¿qué es lo que está pasando? —Preguntó curiosa y molesta Lady Smallwood. El mayor de los Holmes miraba a su colega mientras que con sus dedos le daba golpecitos al escritorio, dejando al descubierto su inquietud—. Vamos, Mycroft, no se quede callado. ¿Qué es lo que pasa con su hermano?

—Mi hermano... —paró, sin dejar de golpetear a la madera— decidió comenzar un caso por el cual se ve muy dispuesto a realizar.

Lady Smallwood suspiró con molestia.

—Creí que Sherlock Holmes tenía prohibido tomar cualquier caso hasta resolver sobre James Moriarty y Charles Augustus Magnussen.

—Lo sé, lo sé. Mi hermano, como usted debe de saber, no puede controlar su inquietud por resolver cualquier caso disparatado que se le presente a la puerta —dijo con una sonrisa. Lady Smallwood entre cerro sus ojos y le observó con cierta sospecha.

—¿Tal y como usted no puede controlar sus golpeteos en el escritorio? —cuestionó. Mycroft detuvo sus dedos—. Ahora lo veo, la inquietud es de familia.

—Perdóneme, Lady Smallwood —pidió con una torpe sonrisa—, es solo que a veces no es posible controlar a mi hermano.

—¿A veces?

Mycroft volvió a sonreír ante la sarcástica pregunta de la mujer.

—Tiene razón. Todo el tiempo.

—Mycroft, necesitamos resolver estos casos lo más pronto posible. Sir Edwin se mantiene al tanto con el caso Magnussen.

—Eso quiere decir que pronto tendremos a Sherlock dando declaraciones.

—Así es. Y con respecto a Moriarty, tenemos que prepararnos ante cualquier amenaza. Sherlock Holmes no puede dedicarse a sus juegos de detective, sin antes salvar a Inglaterra.

Ambas potencias del gobierno británico se miraron con severidad. Lady Smallwood no iba a permitir que el gran detective consultor se saliera con la suya, en cambio, Mycroft contempló a su colega con su déspota mirada. No iba a ceder con tanta facilidad.

—Lady Smallwood, he de decirle que usted está en lo correcto al querer demandar el enfoque total de Sherlock ante todo esto, pero me temo que lo mejor frente a esta situación es dejarlo resolver el caso que le ha llegado.

—¿Por qué Mycroft? —inquirió molesta.

—Es lo mejor. Si queremos a Sherlock enfocado en esto, con totalidad, es mejor dejarlo cumplir.

—Por Dios, Mycroft. Esto no tiene ningún...

—Lady Smallwood —interrumpió—, es lo mejor. Créame.

La dama arqueó su ceja mientras observaba a su colega con aire pesado. Sin poder decir algo más se alzó de la silla, tomando varios papeles que había sobre el escritorio, y miró con amargura la inquietud en los dedos de Mycroft Holmes.

—Bien. Dígale a Sherlock que ha ganado esta, pero que no tarde en resolver ese caso. Si no, lo encarcelaremos por la muerte de Magnussen.

Al escucharle esas palabras los dedos de Mycroft se detuvieron, movió sus ojos para apreciar a Lady Smallwood abandonar aquella oficina. El mayor de los Holmes tomó una fuerte bocanada de aire para luego exhalarlo con lentitud.

—Me debes una muy grande, Sherlock —mencionó al aire hastiado de todo.

—Me debes una muy grande, Sherlock —mencionó al aire hastiado de todo

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La Niña que llegó al 221B de Baker Street. 【E D I T A N D O】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora