9.

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—Quieres que me vaya?—preguntó Estefanía, a lo que yo asentí. Ella sonrió—Háblame cualquier cosa, si? Estaré cerca.

—Todo bien, yo te hablaré.

Unos momentos más tarde, me encontraba sola en el apartamento. Me miré unos minutos más en el espejo tratando de envalentonarme. Bastaron unos minutos más para que el teléfono sonara, era seguridad avisándome que tenía visita de "Antonio Herrera." Después de permitir su pase, no dejé de pensar en lo extraño que estaba siendo esto. Como si pronto fuera a despertar.

Sonó el timbre, suspiré, acomodé mi cabello y me dirigí a abrir la puerta. Me asomé por el visor y lo vi con una botella de vino en la mano.


—Ábreme—lo escuché decir del otro lado de la puerta. Al abrir, me sonrió.—Hola tú.

—Hola, pasa.—sonreí y me hice a un lado para dejarlo pasar.

—Traje vino y comida como disculpa.—me dijo mostrándome los productos en sus manos.

—No era necesario. —dije mientras me sentaba en el sillón. Él se sentó junto a mí, sus piernas se movían, y solo observaba todo el apartamento.

—Vives aquí?—preguntó.

—Sí, con mi prima—contesté, y él asintió—Junior, no quiero ser grosera, pero ¿a qué viniste?

Suspiró, recargó toda la espalda en el sillón para después quitarse la gorra y peinarse un poco.

—Me hizo sentir mal lo que dijiste ayer—contestó mirándome, lo que hizo que yo volteara a otro lado—Nadie nunca se había puesto así de loca—me dijo para después reírse.

Yo rodé los ojos para después levantarme e ir a buscar dos copas y servirnos vino.

—Sentiste lástima y viniste a pedir perdón?—le pregunté mientras le entregaba su copa. Él negó mientras le daba un sorbo.

—Nada de eso—respondió—Pau, te pedí tu Instagram antes de que nos peleáramos, si me gustaste.

Rodé los ojos y asentí sarcásticamente.

—Como me choca ese gesto tuyo—dijo mirándome fijo, yo volteé y sonreí.

—No sé cómo comportarme contigo, menos después de lo que pasó ayer—dije nerviosa para tomar un poco de mi copa.

—No pasó nada, nos divertimos, no?—al escuchar eso, comencé a reír—Qué? ¿No te divertiste?—me preguntó divertido.

—Fue horrible—le contesté aún riendo, él solo me veía sonriendo—Gabito preguntó quién me invitó.

Al decir eso, me cubrí la cara con las manos. Solo lo escuché reír para después tomar mis manos.

—Pero no fue por ofenderte, Pau—me consoló—Solo que no quería que estuvieras sola.

—No quiero volver a salir con ustedes—contesté mirando nuestras manos juntas—Siento que solo hice el ridículo.

—Pero ¿por qué? Yo sí me divertí.

Me separé de su agarre para servirnos más vino.

—Yo me divertí hasta que fuiste grosero—dije seria tomando más de mi copa.

—Quieres hablar de eso?—preguntó.

—La verdad, sí, si no te incomoda, me gustaría—volví a tomar de mi copa—Porque sigo sin entender.

—No sé qué decirte—contestó, yo solo bajé la mirada—Bueno, te voy a decir la verdad, ¿sí?—asentí—De verdad me sentí mal de haber reaccionado así solo porque no pudimos... Bueno, ya sabes.

No pude evitar hacer una mueca de disgusto, esperaba más.

—Es decir, de verdad la estábamos pasando bien.—explicó—Me divertí en el camerino, en el coche y lo poco que hablamos sentí que estuvo bastante bien, bueno, a mí me gustó.

Mordí mi labio asintiendo.

—Sentí que si tal vez no hubiera sido irrespetuoso, sería otra cosa—lo miré confundida—Bueno, me sentí mal porque tú querías seguir conociéndome y yo solo te corrí.

Yo seguía sin decir nada, solo miraba la alfombra y tomaba de mi vino. Sentía su mirada en mí.

—Dime algo—dijo mientras me movía un poco del hombro.

—No sé qué decir—contesté mirando mi copa—No sé si estás aquí solo porque te hice sentir mal, porque quieres conocerme o porque fui una loca la última vez y te asusté.

—Te quiero conocer—contestó con un tono de voz más serio. Por primera vez, yo no era la única mirando al suelo.

—Pero dilo mirándome—lo molesté.

—Ya no tomes más vino, estás muy roja—me molestó para después acomodar mi pelo tras mi oreja.

—No te pregunté eso—dije sirviendo más en mi copa.

Las horas pasaron, luego de pedir más botellas y un poco de comida a domicilio, la confianza se sentía en su máximo punto.

—Pero ¿por qué harías eso?—pregunté riendo después de escuchar una de sus anécdotas.

—No lo pensé—respondió y pude notar como miraba por la ventana—Creo que ya debo irme, llegué en la mañana y ya es de noche.

—No—me quejé rápido—La estamos pasando muy bien—tome de su mano.

—Yo creo que tú ya estás un poco borrachita—me molestó para después acomodar mi pelo tras mi oreja.

—Tal vez.

—Te emborrachas muy rápido, mami.

—Tal vez.

Y sí, definitivamente estaba borracha. Si había tres botellas abiertas, probablemente más de la mitad lo había tomado yo.

—Quédate—pedí acercándome un poco más a él. Él tenía la espalda recostada en mi sillón y solo miraba.

—Sí?—asentí—Para qué?

Al preguntar eso, se acomodó y quedó aún más cerca de mí.

Y como acostumbro, tomé una mala decisión y decidí besarlo. Sus labios sabían a vino. No sé en qué momento las cosas subieron de tono, pero bastaron minutos para que yo estuviera sentada en él.

—Ya me tengo que ir—recordó entre besos.

—No—me quejé intentando continuar nuestro beso, pero él se separó. Por unos segundos solo estuvo observándome.

—No vamos a hacer nada—dijo acariciando mi mejilla—Puedo venir mañana de nuevo.

Puedo jurar que mis ojos se iluminaron.

—Te gustaría?—asentí emocionada—Pues ya está, déjame ir.

Nos levantamos y pronto sentí un beso en mi frente.


—Paso por ti mañana, sí? Te llevaré al cine.

Asentí.

la cherry; junior hWhere stories live. Discover now