83.

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—No, ya no iré al viaje, cancélalo.

--¿Ahora por qué, Paula? —dijo harto—Llevas media hora ahí, déjame entrar.

Estaba en traje de baño, me miré al espejo del baño. Qué horror, pensé.

—No, no entiendes —dije apunto de llorar.

—Mi amor, explicame, entonces —lo escuché del otro lado de la puerta—Abreme, ándale.

Limpié rápidamente mis lágrimas.

—Prometiste que me ibas a dejar ayudarte.

Suspiré y abrí la puerta. Apenas vi a Junior, me solté a llorar desconsoladamente.

—Este no soy yo —dije abrazándolo—Qué pena acompañarte y que vean lo fea que me
he puesto.

—No voy a dejar que hables así del amor de mi vida.

Tomó mi cara entre manos y limpió mis lágrimas.

—Mi amor, no veo ni un solo centímetro malo en ti —besó mis labios— Te acabas de convertir en mamá.

—Me veo horrible.

Sollocé y Junior volvió a abrazarme.

—Sabes qué noto yo de distinto? —lo miré—Te crecieron las caderas y te ves riquísima.

Reí instantáneamente y pegué en su hombro.

—En serio, mi amor —puso sus manos en mis caderas—Mira nada más, ¿no has visto cuando me he quedado embobado contigo?

Lo miré sonriendo aún con lágrimas en los ojos.

—Se te ven unas curvas preciosas —acarició mi espalda— Y cada que te veo de espaldas babeo aún más por ti, de lo hermosa que estás.

Me sonrojé.

—A mí me encanta cómo es tu cuerpo ahora
—me junté a él— Además de que estás deliciosa, fue la casa de mi hija por nueve meses.

Lo miré y de nuevo mis ojos se llenaron de lágrimas pero esta vez de amor.

—Tú te encargaste solita de hacer al ser humano que tanto anhelamos los dos —besó mi frente— Nos prestaste tu cuerpo para que naciera así de bella y fuerte.

Hice un puchero y asentí.

—Mi amor hermosa, ojalá pudiera expresar bien lo bella que estás ante mis ojos.

Me volvió a abrazar y cerré mis ojos sintiendo su amor.

—Además, yo estoy disfrutando mucho los cambios.

Reí ante su comentario.

—¿Por qué lo dices?

—Mi amor, todo creció en ti — señaló mis senos.

—¡Antonio! —me quejé pegando en su pecho.

—A mí me encantan —dijo divertido.

Negué también riendo.

—Pero hablando en serio, amor, yo no he visto ni una sola cosa que te quede mal - sonreí- Todo te queda ajustado y tan bonito que resaltas aún más.

Lo miré con amor.

—¿Eso crees?

—Nada más mira a todos cuando llegas, se dan cuenta de lo espectacular que te pusiste.

—Ay, mi amor —le di un beso con ternura.

—Pero esta morra ya está apartada, todita para mí.

Asentí. Dio muchos pequeños besos en mis labios.

la cherry; junior hWhere stories live. Discover now