— ¡Antonio! —lo regañé al verlo comiendo los chocolates que dejé en la cama— Son para tus papás, ¿por qué no lo entiendes?— Pues pasamos a comprarles otros y ya.
Rodé los ojos y negué mientras seguía maquillándome.
— Ya vámonos —se quejó—. Se nos hará tarde.
— Sigo sin creer que hoy sea el cumpleaños de tu mamá, juraba que era después.
Apresuré a maquillarme y unos minutos después estuve lista.
— Cierra los ojos antes de bajar —alce una ceja confundida—. Hazlo, Paula.
Bufé y obedecí.
— ¡Pero agárrame! —busqué su mano para comenzar a bajar y brindarme apoyo.
Al bajar, vi un ramo enorme de peonías junto a bolsas de distintas marcas de lujo. Abrí la boca en sorpresa y entonces, mi corazón se detuvo.
Puta madre, lo olvidé.
— Ay, mi amor, perdóname —lo abracé—. He estado tan cansada esta semana que olvidé por completo que era hoy.
— No pasa nada, preciosa —dio un beso en mi mejilla—. Felices dos años.
— Me siento muy mal, perdóname.
— Mami, te acuerdas mes con mes, esta vez solo te sentiste mal —acarició mi espalda—. Además, con lo de anoche, me recompensaste muy bien.
Carcajeé y golpeé su pecho.
— Qué tonto.
Suspiré, me separé de él y observé todo. Me acerqué a las rosas donde había una pequeña nota:
"Dos años a lado de la mujer de mi vida se sienten cortos con todo lo que vamos a recorrer. Quién diría que la morra asustada en el antro el día que me conoció sería mi próxima esposa".
— Qué chillona ando —me quejé al sentir mis ojos llenarse de lagrimas.
— Desde que te conozco, chula.
Reímos, corrí a abrazarlo de nuevo.
— Te amo, amor mío —acaricié su cabello—. Tú sabes que no hay nada en este mundo que me haga más feliz que ser tu novia.
Estuvimos unos instantes abrazados.
— Vámonos, mi amor, porque llegaremos más tarde de lo que ya vamos.
Asentí y limpié mis lágrimas.
— ¿Estás llorando, Paula? —preguntó divertido y lo miré con un puchero.
— Es que me emociona mucho todo esto —contesté—. Soy muy feliz contigo.
Junior seguía mirándome burlón y volvió a abrazarme.
— Andas sensible de más, mi cielo —dio un beso en mi frente.
Caminamos al coche y pronto nos pusimos en marcha.
— ¿Alguna vez pensaste que duraríamos tanto? —le pregunté mientras metía un chicle a mi boca.
— Pues claro —contestó obvio—. Yo siempre supe que me quedaría contigo.
Asentí sarcástica.
— Por supuesto que no, Antonio —golpeé su hombro.
— ¿Qué? ¿Tú no pensaste que nos íbamos a casar?
— Yo no tengo anillo aún, ¿eh? —contesté burlona—. Sigo siendo mujer libre.
Antonio rió negando con la cabeza.
YOU ARE READING
la cherry; junior h
FanfictionTodas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.