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Paula's pov:

Sentí el alcohol entrar por mi garganta. Estefanía hizo una reunión/fiesta con algunos de nuestros amigos, pero parecía que yo había aprovechado la oportunidad para solo emborracharme.

Lo voy a llamar, pensé.

Entré a mi habitación, busqué su número y le marqué acostada en mi cama.

—Bueno? —escuché a Junior adormilado del otro lado de la línea—. Pau?

—Hola.

—¿Estás bien? ¿Necesitas algo?

—No, no —negué rápidamente—. Solo te llamaba porque te extraño.

Lo escuché reír bajito.

—Te vi ayer, Pau.

—Y?

—No, nada, yo también te extraño —contestó divertido—. Son las dos de la mañana, ¿por qué no vas a dormir y mañana hablamos?

—No quiero dormir, quiero hablar contigo.

Tomé otro trago de mi vaso para agarrar valor.

—Está bien, hablemos entonces.

—Junior, tú ya no me quieres? —solté de repente.

—Claro que te quiero, chula, te lo he dicho a diario.

—Pero como amiga?

Se quedó en silencio unos segundos.

—Pau, ¿por qué no hablamos de esto mañana? Cuando estés sobria.

—Porque quiero saberlo ahora —contesté—. No me has querido besar, evitas el contacto físico entre nosotros y no has querido dormir conmigo.

—Es que yo tampoco comprendo qué es lo que quieres —tomé un poco más de mi vaso—. Ya hablaremos de todo, pero por ahora no, estás tomada.

—Si tú quieres que seamos mejores amigos y ya, eso es lo que seremos —dije molesta para después colgar.

Tenía un mes que comenzamos a hablar de nuevo, y sentía que no avanzábamos de la tonta fase del coqueteo. Solo una vez hubo contacto físico, y él la interrumpió. Cuando antes estábamos juntos, no podía tener sus manos lejos de mí.

Tal vez no quiere tenerme en su vida de esa forma, pensé.

Aunque yo nunca podría ser solo su amiga, acaso no ha visto que me muero de amor por él?

Salí de nuevo con los demás, me senté en uno de los sillones junto a Estef mientras todos platicaban. Nadie estaba tan tomado como yo, realmente me sentía mareada.

—¿Alguien quiere más? —pregunté levantándome para ir a servir más tequila en mi vaso, todos negaron.

Tomé la botella y la empiné en mi vaso, no quería imaginar la resaca del día siguiente.

Entré a WhatsApp, tecleé el nombre de Gabito y le envié una selfie con mi vaso en la mano.

Te extraño

2:40 a.m

Envié el mensaje y salí de nuevo con todos los demás. Cuando estaba por sentarme, el timbre sonó. Miré extrañada a Estef.

—¿Falta alguien? —pregunté y ella negó—. Tal vez vienen a reclamar por el ruido.

Fui a la puerta y al abrirla, vi a Antonio, quien suspiró aliviado al verme.

—Qué bueno que estás aquí.

—¿Qué haces aquí? —pregunté extrañada.

—Me quedé preocupado y quería venir a confirmar que estabas bien.

la cherry; junior hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora