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Paula's pov:

Una semana había pasado desde aquella conversación con Gabito, y ni un mensaje de Junior había recibido; no podía sentirme más ansiosa.

—Yo creo que definitivamente se cansó —dije tomando un sorbo de mi café.

—Ya vas a empezar —contestó Gabito frustrado, y Estefanía rió—Mejor termina de comer.

—Hablo en serio, Gabriel —lo miré a los ojos—Desde que nos separamos, diario me marcaba. Ahora ni siquiera hay un mensaje suyo.

—Tal vez está ocupado; escuché que está grabando su nuevo disco.

—O tal vez conoció a alguien más —agregué.

Estefanía suspiró exasperada.

—Paula, come ya por favor —dijo levantando los platos de la mesa—Solo te estamos esperando a ti.

Tomé una cucharada más de mi sopa mientras pensaba en tantos escenarios sobre qué estaba ocurriendo con Junior. Agarré mi celular y lo busqué en Instagram, no había información suya reciente. Luego lo busqué en TikTok y lo mismo.

El timbre sonó, Gabito quitó la mirada de su celular, y al notar que nadie tenía la intención de abrir, se levantó.

—Yo ni siquiera vivo aquí —se quejó.

Ignoré su comentario y busqué algún rastro de lo que podía estar haciendo Junior. ¿Por qué no me volvía a buscar?

—Ah, eres tú —sentí mi corazón latir al mil por hora al escuchar de quién provenía esa voz.

—Hola, Ashee —saludó Gabito.

Estefanía me miró sorprendida cuando escuchó lo mismo que yo. No sabía qué hacer ni cómo reaccionar, me quedé estática.

—¿Quieres que llame a Paula? —escuché de nuevo a Gabriel.

—No, no, prefiero venir luego, no quiero molestar a nadie —su tono de voz era muy tranquilo.

Me quedé en shock, tenía días deseando volver a verlo o escucharlo y ahora no sabía cómo actuar.

—Paula! —me susurró Estefanía—ve a buscarlo antes de que se vaya.

Asentí y rápidamente me puse las pantuflas, caminé hacia la puerta, pero Gabriel ya estaba cerrando.

—Y Antonio?

—Se fue, ¿no escuchaste?

Bufé y abrí la puerta rápido. Logré verlo al final del pasillo, y una sensación de alivio apareció en mí.

—¡Junior! —grité.

Él volteó al escucharme, sonrió apenas me vio y se acercó a mí. Tal vez si no fuera tan miedosa y ansiosa, hubiera corrido a abrazarlo.

—Pau —me saludó—Perdón por venir, no sabía que estabas ocupada.

—Nada de eso, Antonio —negué—. ¿Necesitas algo?

—No, nada —contestó rápido—. Bueno, compré algo que creí que te gustaría mucho.

Me entregó una bolsa grande de regalo, estaba bastante pesado y, debido a que estaba muy bien sellada, me era imposible ver de qué se trataba.

—Gracias —dije sonriendo—¿Quieres pasar?

Di que sí, por favor.

—No, no quiero incomodar a nadie —un sentimiento de desilusión invadió mi cuerpo—. Solo venía a eso, no te preocupes.

Asentí triste.

—No incomodas a nadie, Gabito está por irse y Estef saldrá —no quería rogar, pero de verdad quería hablar con él.

—Pau, tú me pediste dejarte en paz —me recordó—Todo este tiempo solo te he hostigado y me siento muy culpable por eso.

Ay no.

—Cuando realmente estés lista para que pasemos tiempo juntos, tú me lo harás saber, sin presiones —me sonrió.

No me quedó más que asentir y sonreír de vuelta. Aunque, en realidad, solo quería pedirle que se quedara y que estaba más que lista para hablar con él y arreglar las cosas.

—Adiós, Pau —se acercó inseguro a mí, pero al notar que no me distancié, dejó un beso en mi frente.

Hecho eso, se dio la vuelta y tomó el elevador. Entré al departamento, donde Estefanía y Gabito me esperaban expectantes.

—¿Qué te dijo? —preguntó Estef.

—Creo que ahora sí entendió todo lo que le pedí estos meses —contesté sentándome en la mesa junto a ellos.

Puse el regalo encima y solo cubrí mi cara con mis manos.

—Que tonta.

—Pero qué pasó Paula? —volvió a preguntarme Estef.

—Lo invité a pasar, pero dijo que no quería incomodar a nadie y que solo me traía esto —señalé el regalo—. Luego le dije que ustedes estaban por irse y que de verdad lo invitaba a entrar y ¿saben qué me dijo?

Los dos me miraron esperando que siguiera hablando.

—Que había comprendido que todos estos meses yo solo le pedí espacio, pero él me hostigó —contesté—Entonces, que ahora solo me buscará para que habláramos cuando yo esté lista.

—Pero que no ya estás lista? —habló Gabito, y yo asentí—Y se lo dijiste? —negué

—Paula! —se quejó.

—Qué le decía? —los miré seria—No, mi amor, pásate, porque tal parece que apenas me dejaste de rogar yo descubrí que te sigo queriendo.

Ambos se quedaron en silencio.

—Ya lo abriste? —preguntó Estef mirando el regalo; negué.

Tomé la bolsa y comencé a abrirla, tomé la nota antes de sacar lo que venía dentro: "Sé que Pau de hace unos años me habría perdonado con este regalo. Para mi chula de quien más la ama".

Una enorme sonrisa se dibujó en mi rostro al leer aquel texto; ahora sabía que sí me seguía queriendo.

—Ya saca el regalo, me tengo que ir ya —me apuró Gabriel.

Saqué un juguete, pero no cualquiera: era el juguete que tanto le pedí a mi mamá de pequeña y jamás tuve. Abrí la boca en sorpresa y miré a Estefanía, que estaba igual de sorprendida que yo.

—Cómo supo eso? —preguntó.

...

Tirada en mi cama junto a Mila, mirando el juguete. No cabía de felicidad con su regalo, aunque seguía sin saber cómo supo. Prendí mi celular y escribí un mensaje en el chat de Junior:

Hola, Antonio. Solo quería agradecerte por el regalo de hoy, me hizo sentir muy especial porque imagino lo difícil que fue conseguirlo. Muchas gracias, un beso.

Solo mordí mi labio mientras tenía mi pulgar en el botón de enviar. Sabía que el mensaje podría ser el inicio de arreglar todo por fin.

Salí de la aplicación y marqué el número de quien más podría ayudarme:

—Mami? —dije cuando escuché que había contestado mi llamada.

la cherry; junior hWhere stories live. Discover now