22.

3.3K 194 17
                                    

—Ey, Mila, ven. —le pedía Junior a la perrita por tercera vez—. Hay que meterla a la escuela porque nada más no entiende.

Yo me carcajeé mientras doblaba ropa y la metía a mi maleta.

—Déjame acompañarte, chula —me pidió. Suspiré y lo vi, él tomó una de mis manos y la entrelazó con la suya—. Me voy a portar bien.

—¿De verdad quieres ir? Es solo una fiesta con mi familia.

—Quiero conocer de dónde vienes. —contestó, y yo sonreí.

—Bueno, está bien —cedí—. Pero tendrías que estar haciendo maletas ya porque me iré hoy por la tarde.

—Tengo que ir al hotel —dijo con flojera.

—Deberías comprar algo acá —sugerí mientras continuaba ordenando mi maleta—. Estás mucho tiempo en la ciudad.

—Pero no será así siempre, mami.

—¿Piensas regresar a Los Ángeles? —le pregunté, él alzó los hombros.

—No he pensado en nada de eso —dijo despreocupado—. Realmente no tengo ninguna razón para comprar una casa aquí.

Dejé de doblar después de escuchar lo que dijo, pero él ni siquiera se dio cuenta. Solo negué y lo dejé pasar.

—Junior, ¿y cómo te presento? —me miró confundido—. Es decir, si mi mamá pregunta que eres mío, ¿qué digo?

—No lo sé, amor, lo que quieras.

Si bien estos días habían sido muy buenos y hablamos bastante de nuestros sentimientos, yo seguía sin saber a dónde íbamos con todo esto o si cuando Junior regresara a cantar, regresaríamos a las peleas de siempre.

—¿Qué te gustaría a ti? —pregunté con miedo.

—Puedo ser tu mejor amigo —sugirió mientras jugaba con Mila.

Tomé unos momentos para respirar; a veces sentía que él era demasiado lento.

—¿Y algo así como mi pareja? —le pregunté, vi que él volteó hacia mí y yo retiré mi mirada.

—Lo que tú prefieras está bien, Pau —me contestó serio—. Solo que yo no sé qué tanto le guste a tu mamá ver lo que hago.

—¿Cómo?

—Los videos por los que tanto peleamos —respondió—. Hace falta solo teclear mi nombre en TikTok y le aparecerán.

—Puedo decirle que recién iniciamos. —volví a sugerir porque tal parece que no me canso de ser humillada.

—Y cuando le aparezcan recientes? —preguntó confundido.

—Oh, pensé que ya no habría más.

Él se levantó de mi cama y dejó de jugar con Mila.

—Puedes decir y presentarme como quieras, yo estaré feliz con ello —dijo parándose a mi lado—. Pero no olvides nuestros términos, ¿sí?

Rodé los ojos y no contesté. Esos malditos términos, ¿cuándo acepté yo esto? ¿Por qué ahora estaba en una estúpida relación abierta?

—Iré al hotel.

Salió del departamento y yo me tumbé en la cama.

—Es un estúpido, ¿no lo crees? —le pregunté a Mila mientras la tomaba de una de sus patas.




—Puedes subir estas también? —le pregunté mientras le pasaba una de mis maletas.

—Solo iremos por dos días —me recordó divertido.

—Lo sé, pero llevo cosas para que Mila no se estrese en el camino.

Después de empacar y subir a mi perrita en el asiento trasero, comenzamos el trayecto.

—Y si pones tu música? —le pregunté mirando el camino, él asintió y pronto se escuchó su voz en las bocinas del auto.

Yo comencé a cantar.

—A veces olvido que tú eras mi fan. —rodé los ojos y él rió.

—Cállate.

—La primera vez que te conocí hasta temblabas por verme. —me sonrojé—Y estuviste todo el tiempo así de rojita.

—Ya, Antonio —dije riendo.

—Después te volviste loca en el hotel —los dos nos reímos—. Y yo me enamoré de ti.

Asentí sarcástica.

—Si supiera lo que vendría. —dije nostálgica.

A veces pensaba en eso. No me arrepentía de conocer y querer a Antonio, pero lo cierto es que llevaba sufriendo mucho por él. Tal vez todo sería muy distinto y yo no lloraría cada tercer día con el corazón roto.

—Oye —me distrajo de mis pensamientos Antonio—. ¿Recuerdas la última vez que fui al estudio y que tardé mucho? —asentí—. ¿Quieres saber un secreto?

—Cuéntame ya —susurré.

—Te escribí una canción —me dijo también susurrando.

Yo sonreí emocionada.

—¿En serio? —asintió—. Si no estuviera manejando, te estaría besuqueando ahora mismo.

Lo escuché reír.

—Cuando podré escucharla? —pregunté emocionada.

—Puedes acompañarme al estudio cuando regresemos, si quieres —yo asentí emocionada.

Conforme avanzábamos en el camino, Junior comenzó a sentirse más cansado y pronto cayó dormido.

Yo iba feliz pensando en la canción que escribió para mí. Estaba muy emocionada; cada que pensaba en eso, sentía escalofríos y mi piel se erizaba. Miles de pensamientos llegaban a mi cabeza: tal vez era una canción que hablaba de su amor hacia mí o una contando nuestra historia. Cualquiera que fuese la opción, estaba segura de que amaría la canción. Que Junior haya escrito pensando en mí, me hace sentir especial y que todo estaba valiendo la pena.

la cherry; junior hWhere stories live. Discover now