50.

3K 206 31
                                    

+18

—Ándale, quédate —dijo tomando de mi cintura con más fuerza, y negué.

—Mi amor, estoy aquí encerrada contigo a diario, es solo una noche.

—El problema no es que salgas, sino con quién vas.

Rodé los ojos y me separé de él.

—Gabriel nunca te ha hecho nada.

Junior chisteó y me miró serio.

—Hasta crees que me trague ese cuento de que solo fueron amigos —contestó—Ese wey estaba haciendo su luchita contigo.

—Piensa lo que quieras, entonces.

Me levanté para ir al baño a continuar maquillándome. Me enojaba la reacción de Junior ante mi salida de hoy. Gabriel, Estef, y yo habíamos planeado salir de antro, pero desde que lo platiqué con Antonio, la idea no le pareció.

—¿Por qué te enojas, mami? —apareció recargándose en el marco de la puerta mirándome por el espejo.

—Gabito es mi amigo, no dejaré de salir con él.

Lo vi rodar los ojos.

—No me interesa que tengas amigos o no, tú sabes que no soy ese tipo de hombre —habló molesto—Pero tú, igual que yo, sabes que Gabriel no te quiere de amiga.

—Veniste a disculparte o a hacerme enojar más?

—A hacerte entender que él te quiere a ti —lo ignoré—O por qué no quiso que fuera yo?

Una sonrisa quería escaparse de mi rostro, Junior realmente estaba celoso. Y no lo culpo, tal vez estaría igual. Cuando le conté del plan, me pidió ir con nosotros y comportarse, entonces le marqué a Gabito frente a él y la respuesta fue "No, yo quiero estar contigo, no con ese wey".

—¿Por qué te ríes? —preguntó haciéndome cosquillas. Yo carcajeé.

—Qué risa que estás celoso.

Él me miró divertido y tomó de mi cadera para subirme en el lavabo. Se metió entre mis piernas y su cara quedó frente a frente.

—Cuido lo que es mío —sonreí.

—Yo soy tuya?

—Quieres ver qué tanto lo eres? —asentí.

Sonrió y comenzó a besar mi cuello. Yo eché la cabeza para atrás, sintiendo su tacto en mí.

—Qué bueno que dijiste que sí, porque ya no aguantaba más las ganas de verte en este vestido.

Sentí cómo bajó los tirantes de mi vestido lentamente, mis pechos comenzaron a aparecer.

—Cuánto tiempo tenemos? —preguntó.

—Una hora.

—Perfecto.

Lo sentí finalmente bajar mi vestido hasta mi abdomen, dejándome desnuda de la parte de arriba. Su boca comenzó a chupar y morder mis pechos. Pequeños gemidos salían de mi boca.

la cherry; junior hWhere stories live. Discover now