66.

2.3K 201 33
                                    

—Dijo que no —dije a punto de llorar en cuanto vi a Estefanía.

—¿Qué? —se acercó a mí para abrazarme.

—Dijo que no, que yo no sabía lo que quería realmente —contesté—. Pero yo sí lo sé, lo quiero mucho, Estef.

—Y ¿le dijiste? —negué.

—Está muy decidido a no querer regresar y yo no le rogaré.

La escuché quejarse.

—Ay, no, Paula —dijo soltándome y tomando mi cara con sus manos—. No puedes dejar que todo se acabe así y ya.

—Pero tampoco puedo hacer más, no quiso hablar conmigo.

—Y ¿qué? ¿Ya así lo dejarás? —suspiró—. Ven, cuéntame despacio.

Caminamos hacia el sillón y yo le conté todo, desde la canción hasta la despedida.

—¿Y cuando dijo que ya no te quería, Paula?

—Pues es obvio.

—¡No, no lo es! —contestó—. ¿Por qué no lo detuviste?

—Él no quería ser detenido, Estef —dije mirando al piso—. Ya no quiere estar más conmigo.

—Creo que entendiste completamente lo contrario de lo que quiso decir.

—Ya no hay más que hacer —me dejé caer en el sillón—. Hice todo lo que pude.

—Paula, ¿tú de verdad quieres dejarlo ir así de fácil?

—¿Qué más puedo hacer, entonces? —me quejé—. No hay más.

—Él venía a diario a verte y pedir perdón, cuando no venía él, te hacía saber que estaba aquí aún esperándote —contestó.

Me solté a llorar en cuanto la escuché.

—Estoy lastimada, Estef, okay? —respondí—. Ahora soy yo la que tiene que asimilar que lo perdí.

Ella solo me veía sin saber cómo reaccionar.

—Yo sé que fue mi culpa pero ahora mismo no sé qué hacer —continué—. No sé por qué soy tan tonta y no pude detenerlo.

Me abrazó.

—Dejare que te tranquilices —dio un beso en mi frente—. Vas a estar bien, con o sin él.

El simple hecho de escuchar que ahora existía la opción de estar sin él me revolvía el estómago.

—Me quería mucho, no sé por qué ahora no puede perdonarme.

—Está lastimado, Pau —limpió mi cara—. Trata de entenderlo a él, ambos necesitan tiempo.

Me recosté en sus piernas. Por supuesto que amaba a Junior con todo mi ser, jamás podría soltar tan fácilmente todo lo que hemos vivido y lo que nos ha costado estar juntos.

El problema es que no sabía cómo resolverlo.




Tres semanas habían pasado ya y ninguno sabía nada del otro; él por elección propia y yo porque no me quedaba de otra.

—Pau, vamos, yo te llevo —insistió Estef—. Solo es ir, hablas y se arreglan, pero ya no quiero verte así.

Negué.

—Eso se acabó —contesté—. Yo lo superé, tú también hazlo.

—Por supuesto que no lo has hecho, nada más ve cómo estás —bufó—. Aún hay chance.

Negué y me levanté de la mesa.

—Estoy bien y él también lo está sin mí, no haré nada más —dije despidiéndome—. Buenas noches.

la cherry; junior hWhere stories live. Discover now