49.

2.9K 194 6
                                    

Suspiré nerviosa al salir del baño y me senté junto a Junior en la esquina de la cama. Ambos nos quedamos en silencio por unos momentos.

—¿Alguna vez pensaste que esto pasaría? —me preguntó, y lo vi confundida—. Porque hace un año que te conocí jamás pensé que estaría por ser padre de tu primer hijo.

Me reí y negué.

—Jamás siquiera lo imaginé —respondí—. Si el primer día que te conocí, me fui odiándote.

—Ay, que exagerada —dijo divertido—. Te juro que después de que te fuiste me quedé impactado como por diez minutos.

—Qué tonto fuiste tú.

—Y ahora estamos aquí enamorados —puso su brazo sobre mis hombros abrazándome.

Recliné la cabeza sobre el hueco entre su cuello y hombro.

—Ya no hay nada que me asuste —confesé—. Cualquiera que sea el resultado, lo acepto feliz.

No dijo nada por unos segundos.

—¿En serio? —asentí—. Yo también estoy feliz con cualquiera de las dos opciones, mi chula.

Sonreí.

—Bueno, yo siempre estuve feliz —continuó.

—No tuviste miedo ni un poquito? —pregunté.

—Es un bebé, mi amor, obviamente me dio pánico —respondió—. Pero que todo esté siendo contigo, me hace estar más tranquilo.

Levanté mi mirada para dar un beso en mi mejilla.

—Te amo —dije, y él sonrió.

—Yo a ti.

Comenzó a dar besos en toda mi cara.

—¿Mi amor? —dijo después de unos segundos—. ¿Estás lista?

Suspiré y asentí.

—Vamos.

Entramos al baño, y ahí estaba la prueba; el resultado no estaba expuesto.

—Tú ve el resultado.

Junior me miró y bajó los hombros en desaprobación.

—Paula, acabamos de hablar.

—Antonio, también es tu hijo.

Abrió la boca en sorpresa y después rió.

—Aún no nace y ya nos está haciendo pelear —dijo caminando hacia el lavabo donde estaba la prueba de embarazo.

Sentía mariposas en el estómago, no sabía si quería que fuera positivo o negativo. Aunque no podía negar que una noche antes me desvelé pensando en cómo sería ver a Junior de papá. Qué desquiciada soy.

—¿Qué se supone que debe decir? —me preguntó antes de ver el resultado.

—Solo dirá embarazada y las semanas que tengo.

Asintió, suspiró y cerró los ojos unos instantes para después ver la pequeña pantalla que por fin nos diría la verdad.

—Al parecer seguiremos siendo solo tú y yo por unos años, mi amor —dijo con una sonrisa en su rostro.

Me mostró la prueba, y la pantalla apuntaba "Negativo". Sentí un sentimiento de vacío en el estómago; quería llorar, y ni siquiera sabía por qué.

—Qué bueno, ¿no? —dije y relamí mis labios—. Iré por agua.

Salí del baño y me dirigí hacia la cocina, sentía los ojos inundados de lágrimas.

Qué tonta soy, hace unos días lloré porque no sabría qué hacer si fuera positivo, y ahora lloro porque fue negativo.

Pero Junior estuvo tan al pendiente de mí estos días, y hablamos tanto sobre lo que sería tener una vida así, tan unidos, que saber que nada de eso sería posible me entristecía.

—¿Estás bien, Pau? —entró a la cocina después de unos minutos.

Me volví y le di la espalda mientras asentía.

—Qué tienes, mami? —me abrazó desde atrás, y yo solo negué con la cabeza—. Dime, no pasa nada.

—Me había ilusionado poquito.

Se quedó callado, pero después sentí cómo me hacía girar para que quedáramos cara a cara. Dio un beso en mi nariz y acarició mi mejilla.

—Yo también, Pau —dijo con voz cálida—. Pero tenemos toda una vida juntos; todo lo que pensaste lo vamos a hacer solo que más adelante.

Sonreí levemente y lo miré a los ojos.

—¿Sí? —preguntó y asentí—. Yo aún quiero llevarte conmigo a todos lados.

—Me ilusionaba mucho tener un mini tú en la casa.

Rió.

—Apenas y puedes conmigo, mami —contestó divertido—. Pero sí lo tendremos; solo hay que dar tiempo al tiempo.

Volví a asentir y me acerqué a él abrazándolo y poniendo mi cabeza en su pecho.

—Además, aún no me has contestado sobre mudarte aquí.

Mordí mi labio.

—Es una casa gigante, Junior, ¿qué haré cuando te vayas de tour?

—Invitar a Estef, te podrás traer a Mila —dijo acariciando mi cabeza—. Compré esto pensando en estar aquí los dos juntos.

Suspiré.

—Está bien, solo un poco más lento todo, ¿sí? —él afirmó.

—No te preocupes por nada, Pau —dio un beso en mi frente—. No te sentirás solita nunca más ya.

Sonreí con ternura. Besó mi boca y después bajó a mi mentón para terminar en mi cuello.

—Lo mejor de todo esto es que te tengo para mí solito por un buen rato.

la cherry; junior hWhere stories live. Discover now